Señales antes del fin, Mr 13:3-23 (Mt 24:3-28; Lc 21:7-24; 17:22-24) 

Mr 13:7-8 “7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. 8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos”  

Escuchar sobre una posible guerra no es alentador, pero Jesús dejo entredicho que era necesario que estas cosas sucedieran; pero no como señales antes del fin, sino como eventos por venir. A menudo las guerras son interpretadas como señales del fin de los tiempos; pero Jesús aclara que no es así. Los discípulos debían estar al tanto de sus palabras más que a los acontecimientos alarmantes en el mundo. No debían preocuparse más de lo debido. “No os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin” Estas palabras reflejan la invitación de Jesús a los discípulos para que mantuvieran la calma, y así evitar que algunos de ellos perdieran la esperanza y con ellos arrastraran a muchos a la desesperación. A través de los años, el mundo ha sido testigo de muchas guerras, rumores de conflictos entre naciones y grupos extremistas; por otro lado, también se han vivido catástrofes naturales, tales como huracanes, terremotos, hambres, etc. Muchos de estos eventos alguna vez fueron catalogados como “señales del fin” por ministros bien o mal intencionados, que lejos de inspirar esperanza sembraron la duda y el temor. Sin embargo, Jesús con estas palabras les animó a no alterarse. Debían mantenerse alertas ya que esto solo era “principio de dolores”. Cabe recalcar que, todo lo que Jesús predijo en estos versículos tuvo su inicio con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. y la lucha de poderes por parte de emperadores ansiosos de extensos reinos.

“Principio de dolores”. La anticipación al nacimiento de un bebé es el dolor. El temor es un síntoma provocado por ese dolor, pero luego del alumbramiento el dolor queda en el pasado y la felicidad se apropia de la madre. Las palabras de Jesús en los versículos siguientes apuntan hacia la segunda venida del Hijo del Hombre (Vs. 24-27), por lo cual, el principio de dolores al que hace referencia Jesús empieza con la destrucción del templo, pasando después por muchas guerras, terremotos, hambres y alborotos, para tener un final glorioso con la venida de Jesús con poder y gran gloria.