Señales antes del fin, Mr 13:3-23 (Mt 24:3-28; Lc 21:7-24; 17:22-24) 

Mr 13:9-11 “9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. 10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. 11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo”  

Jesús dijo que era necesario que el evangelio fuera predicado en todo el mundo (vv. 10). Pero antes, debían saber que la persecución contra ellos seria desatada; serían entregados y azotados. También serían presentados ante los gobernadores y reyes para dar testimonio (Lc 21:13). En el pasaje paralelo de Mateo, el evangelista describió con palabras más fuertes que serían entregados a tribulación y los matarían (Mt 24:9). El apóstol Pablo también fue perseguido (Hch 11:23-25). La tradición registra la muerte de Pedro y Pablo por causa del martirio, lo mismo que Santiago, quien había estado a cargo de la iglesia en Jerusalén (Hch 21:18). Juan terminó exiliado en la isla de Patmos, donde finalmente redactó el libro del Apocalipsis (Ap 1:9). Todos víctimas de la persecución.

“No os preocupéis por lo que habéis de decir”. La persecución sobre los discípulos era inevitable. Sin embargo, ellos debían dar testimonio de la palabra del Señor y predicar el evangelio con denuedo. Jesús, anticipándose a los hechos de manera profética, les aseguro que El Espíritu Santo les indicaría las palabras que deberían decir. Por otro lado, Lucas también explicó que Jesús les daría palabra y sabiduría, la cual sería imposible de contradecir por quienes estuvieran en contra.

Texto controversial: deben entenderse perfectamente las palabras de Jesús. No se deberían preocupar por lo que iban a decir, en los tiempos cuando fueren traídos ante autoridades, acusados de predicar a Cristo. Eso no incluye los momentos cuando se predica, ya sea en un púlpito formal o uno improvisado. Las palabras de Jesús no deben tomarse como licencia para no orar y preparar un sermón debidamente, con el suficiente tiempo. No pocas veces se ha escuchado a un predicador ufanarse de que al abrir su biblia en el púlpito, el Espíritu Santo le indicará lo que debe decir.

Para Meditar: La persecución desatada en Jerusalén después del martirio de Esteban, provocó que muchos huyeran a otras ciudades. Y aunque Saulo asolaba a la iglesia entrando a las casas arrastrando a hombres y mujeres para entregarlos en la cárcel, el evangelio se propagó hacia otras ciudades de Judea y de Samaria (Hch 8:1,4). Fueron momentos difíciles para la iglesia, pero el evangelio se extendió alcanzando nuevas almas. Felipe, uno de los diáconos llenos del Espíritu Santo que fueron elegidos para servir en la distribución diaria, viajó a Samaria debido a la persecución, y como resultado predicó la palabra con gran éxito (Hch 8:5,6). La obra del Espíritu Santo a través de la historia no se limitó solamente a los apóstoles. Y aunque Felipe no estuvo presente el día que Jesús habló con ellos en aquel sermón profético, El Espíritu Santo respaldó también a Felipe en todo momento cuando predicó a Cristo en Samaria (Hch 8:5,6) y en otros lugares.

“Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones” La palabra “antes” sugiere que Jesús hablaba sobre final de los tiempos. Por lo que en la actualidad el plan sigue su curso, y la palabra de Dios continúa predicándose por todo el mundo tal y como él lo dijo; aun cuando se levantare persecución y oposición contra los ministros de la palabra de Dios.