Existía la tradición que El Señor enviaría a Elías para salvar a su pueblo. Es por ello que los presentes pensaban que Jesús llamaba al profeta. Nunca aceptaron los líderes judíos que Juan el Bautista era realmente el Elías prometido. Jesús lo dijo claramente a sus discípulos, como Marcos lo narra en 9:12,13: “pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él”
A Jesús le ofrecieron una esponja con vinagre. La acepto porque no era como el estupefaciente que le habían ofrecido antes (Mr 15:23).
Se dice que los romanos bebían un vino ligero y agrio que llamaban “acetum”, es decir “vinagre”, y que posiblemente fue este el que se le ofreció a Jesús.5
5 Craig S. Keener, Comentario del Contexto Cultural, Editorial Mundo Hispano.