La fe de la mujer sirofenicia, Mr 7:24-30
Mr 7:28-30 “Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama”.
“Aún los perrillos” se refiere a perritos que normalmente les pertenecían a los niños, quienes se divertían con ellos y a los que lanzaban comida debajo de la mesa para alimentarlos. La mujer hace referencia a esto para decir que estaba dispuesta aún a tomar las sobras que quisiera tirar bajo la mesa.
Él le respondió: “Por esta palabra, ve”, Jesús estaba dando respuesta a la gran fe de esta mujer (Mt 15:28), mostrando a sus seguidores que era muy importante perseverar y mostrar fe, sin parar; tenía una necesidad, su hijita estaba siendo atormentada, y aun ante el aparente rechazo, no se dio por vencida, sabía que Jesús era el único que podía ayudarle, y gracias a su perseverancia Jesús la escuchó y le dijo “ve”. Jesús le estaba dando una orden para que se marchara y se fuera a su casa, dando respuesta a su petición; “el demonio ha salido de tu hija”, por la persistencia y la fe inquebrantable de ella es que Jesús expulsó, a la distancia, el espíritu maligno de su hija.
Su obediencia la llevó a casa sin cuestionar la orden del Maestro y los resultados no se hicieron esperar. Cuando llegó encontró a la hija acostada en la cama”. La encontró en calma, tenía paz, seguramente totalmente contraria a la conducta indeseable anterior de la niña provocada por el demonio que la atormentaba; sin embargo, su mamá la halló acostada. Jesús le había concedido su petición y ahora gozaba de su favor.
Nota doctrinal: Cuando la fe es grande, no cabe la duda. Jesús hace milagros y maravillas aún hoy en día, por lo que debemos mantener la fe, hacerla un estilo de vida. A pesar de que no haya esperanza en Jesús siempre tendremos una respuesta a nuestro clamor si proviene de un corazón con fe entendida y plena (Ro 3:25).
