Un día después de la experiencia gloriosa de la transfiguración, de regreso a Capernaum, sucedió lo que Pedro quería evitar, bajar a la realidad de un mundo caído viviendo con las consecuencias del pecado y una evidente falta de comunión con el Creador. Sin embargo, en esta ocasión Jesús los lleva a donde está la necesidad del hombre, para enseñar a los tres discípulos que le acompañaron y a los nueve que se habían quedado, cuál es la respuesta divina a ese mundo necesitado. Al acercarse a la multitud observaron un debate entre los discípulos y los escribas sofistas.