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El apóstol Juan enfatiza la bendecida realidad que vive el creyente, ya que al ser de Dios hemos vencido a todo espíritu del anticristo, quien, respaldado por el enemigo de nuestras almas, esto es el diablo, quiere destruir todo avance de la iglesia de Jesucristo. Por ello, el cristiano no debe tener miedo a nada que venga del maligno, puesto que en Cristo se obtiene la victoria sobre todos los poderes del mal; sea cual fuere el aspecto de las cosas y esos poderes malignos actuando sobre ellas. Recordar que están peleando una batalla perdida contra el creyente porque vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; pues la victoria viene a darse en el cristiano verdadero cuando comprende que “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”, indicando que los que confesamos a Jesús hemos logrado una victoria prominente, decisiva y constante bajo la cobertura del Altísimo.
El apóstol Juan nuevamente echa mano del recurso repetitivo, al mencionar cuatro veces la palabra “mundo” del griego Kósmos. Refiriéndose en un sentido amplio o estrecho, al pecado que se vive en éste. Quiere mantener la atención del lector, dando énfasis a que todo aquel que vaya en contra de la doctrina entregada por Jesucristo a sus apóstoles debe considerarse como una persona del mundo y que está asociada a todo lo que en el mundo se encuentra, como son los deseos carnales y los placeres que van en contra de la santidad en el Señor. Aunado a esto, el apóstol Juan declara que “por eso hablan del mundo”, es decir que sus palabras son dañinas, incoherentes, sin razón, blasfemando en contra del Dios Santo y que al tener al mundo como auditorio tienen libertad de llegar a muchos con sus engaños porque “el mundo los oye.”
Es importante resaltar que el cristiano juega un papel clave dentro del propósito de Dios para el mundo, ya que el cristiano es el instrumento perfecto que sirve como ejemplo para mostrar al mundo que vivir el evangelio de Jesucristo y honrar la Palabra de Dios no es causa de molestia sino de un privilegio y bendición al contar con la cobertura del Altísimo Dios Todopoderoso para hacer todas las cosas que Él nos demande sin problema alguno, reconociendo que somos más que vencedores por medio de su amor. Así como lo dijo el apóstol Pablo en su carta a los romanos, que nada nos podrá separar del amor de Cristo, y cualquier artimaña del enemigo se viene abajo y es consumida por el simple hecho de que Dios está con nosotros (Rom 8:37-39). Por lo tanto, aunque como cristianos no estamos exentos de tener aflicción en este mundo, las palabras poderosas del Señor Jesucristo retumban en nuestros oídos y nos traen paz porque Él ha vencido al mundo (Jn 16:33), solo basta seguir confiando. ¡Aleluya!
