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Indiscutiblemente los de mente corrompida no reconocerán la pureza, automáticamente su conciencia está corrompida. Muchas personas siempre ven lo bueno; por el contrario, otras ven siempre lo malo, ¿En dónde radica la diferencia?, en la naturaleza del ser humano. Nuestras almas son el filtro para percibir y discernir lo bueno y lo malo. Los puros, los que someten dominan sus pasiones y deseos, que entregan el control de sus vidas a Cristo aprenden a ver la bondad y la pureza aun en medio de la maldad.
Al igual que Jesús, Pablo reconoce que los falsos maestros son sutiles, su apariencia es religiosa, profesan conocer a Dios, pero sus acciones contradicen todo.
Parece un tanto excesiva la forma del Apóstol al prácticamente invalidar a estos religiosos, pero esto ilustra la indignación que sienten aquellos creyentes, que ven como los reprobados en cuanto a toda buena obra conducen a otros a desviarse. Mantengamos nuestra mente y espíritu puros.