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El orgullo de su llamamiento y convicción hacen fuerte a Pablo, para sufrir prisiones, aflicciones, persecución, etc. (2 Ti 1:8; 2:9; 3:12), dicho sufrimiento no le ha hecho avergonzarse, sino que prosigue honrando al que lo llamó. Otra de las muchas razones que tiene el Apóstol para sufrir por Cristo es su fe inamovible en Aquél, a quien he creído, recordando seguramente su encuentro en el camino a Damasco (Hechos 9), haber hablado con el Señor y haber sido instruido directamente por Él. Además de lo anterior, la confianza en el poder de Dios para guardar mi depósito. Como lo dice un comentarista: “Todo el contexto anterior, además del texto en sí mismo, favorecen la opinión de que Pablo se está refiriendo a sí mismo y a su completa salvación, la cual está bien segura en las manos de Dios (Juan 10:28–30)”.
La instrucción al joven pastor lleva a “retener” el ejemplo, “hypotyposis”, traducido como forma; “forma de las sanas palabras, modelado por el mismo Apóstol. Es un desafío muy grande, ya que implicará como ya le ha advertido, sufrimientos. Sin embargo, poniendo por delante la fe y amor en Cristo Jesús, podrá lograrlo.
Guarda, como un custodio, el buen depósito consistente en las sanas palabras, refiriéndose al evangelio o buenas nuevas. Guardarlo es posible por el Espíritu Santo que mora en nosotros quien nos dará poder, amor y dominio propio.
