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En estos versículos Juan recalcó la generosidad de Gayo, y especialmente lo elogió por la hospitalidad ofrecida a los desconocidos. Esta generosidad nos da ejemplo de una buena práctica cristiana, tal como lo recalca la Carta a los Hebreos (Heb 13:2) hablando de un posible premio. También concuerda con lo dicho por el Apóstol Pedro en su primera Carta (1 P 4:9).
En el v.6 el Apóstol reveló que el testimonio de estas personas, quienes habían sido beneficiados por la generosidad de Gayo, fueron precisamente quienes dieron fe sobre su carácter. Este testimonio fue dado también a la iglesia y no solamente a Juan.
La frase “y harás bien en encaminarlos como es digno” indica que el Apóstol también esperaba de él algo mas que solo un alojamiento para estos hombres. La palabra “encaminarlos” sugiere enviarlos con algún tipo de asistencia para el camino. Y la expresión “como es digno de su servicio a Dios” también sugiere que esos hombres eran misioneros. Además, aconseja que ellos debían recibir un tipo de ayuda que fuera digna de su servicio y que glorificara a Dios. El apóstol prácticamente le solicitó a Gayo de manera amable que ayudara para la continuación del viaje de estos misioneros de una forma bien merecida por el trabajo que ellos ejercían. Así era como se asistía a los primeros creyentes que viajaban expandiendo la iglesia. (Rom 15:24; 1 Cor 16:6,11).
En esos tiempos cuando no se contaba con hoteles o casas de hospedaje, era imprescindible que los creyentes hospedaran a los visitantes. Es una buena práctica que se sigue en muchos lugares. Desde luego, lo que se haga en torno de la iglesia, deberá estar supervisado por el pastor para que “todo se haga decentemente y con orden” evitando abusos e irregularidades. Con todo, lo que nunca se debe pasar por alto con los Obreros visitantes es el procurar encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.