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Escritor de la introducción a Marcos: Pbro. Isaí Rodríguez Ruiz Escritores del Comentario: Pbro. Jesús Godínez López Pbro. Sergio Casas Pbra. Sonia Acevedo de Casas Pbro. Miqueas Cantú Mtz. Pbra. Janet Pérez de Cantú Rev. Juan Salazar Gutiérrez Pbra. Beatriz Elizabeth Ramírez Pbra. Araceli Martínez Zavaleta Pbro. Juan Carlos Morales Azay Pbra. Cecilia E. Torres Hernández Rev. Miguel Angel Cortez Pbro. Ulises Chávez Ortega Revisores y editores: Pbro. Isaí Rodríguez Ruiz Pbra. Beatriz E. Ramírez R. Rev. Miguel Angel Cortez Pbro. David Gómez R. Pbro. Alejandro Saucedo V. Pbro. José M. Saucedo V. Rev. David L. Aguillon Dr. Teofilo J. Aguillon Min. Kelly G. Palomo Eduardo B. Canché Vázquez
El evangelio según Marcos es el más pequeño de los 4 evangelios, pero es igualmente el más biográfico de todos, pues se centra prioritariamente en los actos, más que en los discursos o enseñanzas de Jesús. Al estudiarlo es necesario tener presentes algunas premisas básicas sobre el mismo.
Es de orden común otorgarle su autoría a Marcos o Juan Marcos. Es según la opinión mayoritaria, el joven que seguía a Jesús envuelto en una sábana (Mr 14:51,52) y en su casa se realizaron las reuniones de la iglesia en Jerusalén (Hch 12:12), debió haber viajado con Bernabé a Antioquía y de ahí iniciar la primera parte del viaje misionero de Bernabé y Pablo (Hch 13:5). Probablemente su regreso repentino lo llevaría de nuevo a Jerusalén, donde pasó un tiempo (Hch 13:13), pero no sería fácil reivindicarse, pues su intento de regresar al equipo misionero fue el motivo de la separación de Bernabé y Pablo, pues éste no consideró que debían llevarlo de nuevo. Sin duda el tiempo junto a su tío Bernabé terminó de sanar la herida de su falla inicial y de restaurarlo Hch 15:36-39).
En aquellos inicios de la iglesia en su hogar conoció a Pedro y a los demás apóstoles y probablemente al final de ese viaje con Bernabé a Chipre regresó a Jerusalén en una condición diferente a su fallido intento en el primer viaje. Para el momento de su regreso de Chipre, Pedro ya viajaba más allá de Jerusalén para consolidar y animar a las iglesias, por lo que no es descabellada la idea de que se valiera de este joven restaurado para convertirlo en su discípulo y traductor cuando viajó a la capital del mundo, Roma; lo que con el tiempo se convertiría en una relación de mutuo aprecio (1 P 5:13). Su renovado espíritu de servicio y su contundente ministerio de apoyo al apóstol Pedro debió valerle el reconocimiento de propios y extraños, entre ellos Pablo (Fil 1:24), y a la muerte de Pedro en el 67 d. C. aproximadamente, se unió de nuevo a las filas del equipo paulino.
Preso éste, en su segundo encarcelamiento, buscó la ayuda de gente probada y fiel. No había muchos, pero se encontraba aquel joven otrora temeroso en el primer viaje, que luego entrado en la madurez, se volvió tan útil para el ministerio y para confortar el corazón del insigne apóstol, consciente de que su victoria final estaba muy cerca (2 Ti 4:11).
La discusión sobre la fecha de publicación de este evangelio ha corrido desde el año 55 hasta el 70 d. C. Un gran número de eruditos concuerdan en el hecho de que Mateo y Lucas se basaron en el documento de Marcos para sus trabajos, lo cual llevaría a Marcos a ser el primero en escribirse.
Como en todo lo relacionado a los escritos del Nuevo testamento, dependemos de manera casi absoluta de los padres de la iglesia posteriores a los apóstoles y por ser la edad del 70-100 un período de nula información de la vida de la iglesia, desconocemos muchas cosas relacionadas con ella. Algunos datos sugieren que el mismo apóstol Pedro fue quien motivó y supervisó el trabajo de Marcos, en las salutaciones finales de su primera epístola, Pedro lo cita diciendo: ”Marcos mi hijo, os saluda”, junto a la iglesia de Roma (1P 5:13).
Marcos está pensando en un público gentil. El uso de palabras en arameo y su interpretación demuestra que intenta explicar la profundidad de los términos; pero también usa términos en latín, que al no explicarlos revela que sus lectores originales los entendían perfectamente. Marcos es corto sí, pero más vivencial que los otros evangelios, su forma de describir a detalle algunas escenas de la vida de Jesús lo convierten en el más íntimo. Es sin duda, la biografía más humana, pero al mismo tiempo la más poderosa y divina, mostrando a un Jesús sensible, amoroso, apasionado, pero también a uno poderoso, glorioso y majestuoso. En resumen, un Jesús hombre, pero un Jesús Hijo de Dios.
Para esta impresionante combinación, además de lograrlo en un documento tan compacto, no cabe duda que era necesaria la influencia de alguien que vivió en carne propia tales hechos y que tuviera la sencillez y frescura natural en su temperamento. Pedro, el apóstol que una vez fue intrépido y de más acción que reflexión, predicaba y enseñaba con pasión y vívidamente sobre cada momento que pasó a lado de su Maestro. Sus predicaciones y enseñanzas, pero sobre todos sus recuerdos vivos y sencillos debieron impactar la vida de Marcos; y al momento de escribir las memorias de un Pedro emocionado, lo llevaron a escribir tal como si estuviese presente en cada momento que narra.
Debido a que la mayoría del material de Marcos aparece en los demás evangelios, sobre todo Mateo y Lucas, es fácil identificar y señalar aquello que es exclusivo de este evangelio cuando se trata de eventos específicos.
Elementos que aparecen solo en Marcos
Pero en lo que Marcos se distingue y se separa de los demás evangelistas es en el hecho de que, aunque la historia narrada sea la misma, él se ocupa de los detalles de manera vivencial, como los siguientes:
La forma en que Pedro narraba tales hechos era sin duda conmovedora y eso es lo que reflejó Marcos en su biografía del Señor, entregándonos un evangelio lleno de vida y reflejando la total humanidad y divinidad de Jesús
La declaración inicial: Jesucristo, Hijo de Dios, es no solo contundente, sino también la premisa que durante todo el evangelio intentará comprobar. Este Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y de Él contará la historia; por lo tanto, que su lectura transporte nuestros ojos, transforme nuestra visión de Jesús y nos inspire a seguirle apasionadamente.
Para una mayor comprensión del evangelio se añade un bosquejo que, sin decir que Marcos lo estructuró voluntariamente así, se puede encontrar cierto orden y línea de pensamiento en el trabajo del evangelista.
Bosquejo