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¡Qué preciosas lecciones de nuestro Salvador! Él oraba en un lugar desierto, cuando aún era oscuro por la mañana y donde sus amigos batallaron para hallarle. Jesús deseaba estar en comunión con su Padre y no quería que nadie le interrumpiera.
La vida del Maestro es todo un ejemplo a seguir. Apartarnos de la familia en las mejores horas, cuando no hay distracciones. Es valioso orar con los creyentes en los cultos, así como también importantes son los tiempos de oración por la mañana; pero nada sustituye a la oración personal.
Jesús, desde Capernaum, se desplazaba a los pueblos vecinos utilizando como púlpitos las sinagogas en la verde Galilea; y Marcos como siempre con su lenguaje vívido registrando un evangelio de acción y milagros. Cuando la iglesia fue esparcida, los judíos convertidos aprovecharon las sinagogas de los pueblos por donde iban, mientras se las permitieron. Pablo, con mucha sabiduría, predicó a Cristo en tales lugares, mientras pudo. El apedreamiento de Pablo en Listra, a instigación de judíos contrarios que viajaron desde Antioquía e Iconio, revela la oposición agresiva por la conversión de tantos judíos y griegos (Hch 14) El amor de los discípulos casi lo regresó de la muerte, y valeroso siguió predicando, junto a Bernabé, para terminar felizmente su primer viaje.
Las sinagogas no fueron en sí una institución mosaica. Estos edificios, grandes o pequeños, se hicieron muy comunes después del exilio en Babilonia cuando los judíos se quedaron esparcidos, tanto en Asia como en Europa. Podían establecerse en cualquier lugar donde hubiera al menos 10 hombres casados. Pronto se convirtieron en los centros para adorar a Dios y estudiar las Escrituras.
Dijo un líder político judío en Inglaterra, hace algunas décadas: Esta isla aún estaba poblada de tribus salvajes, adorando a seres mitológicos, cuando ya mis antepasados en el Cercano Oriente adoraban al verdadero Dios y leían y estudiaban cada sábado su sagrada Ley.