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el versículo 20 ha dado dirección a los creyentes sobre la mejor forma de orar – a muchos heramanos que conocemos-. Dado que no sabemos orar como conviene, el Espíritu nos enseña para que aprendamos a edificarnos “en nuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo”. Dejar que el Espíritu nos diga lo que debemos expresar, acorde a los planes del Padre. La versión BLP (La Palabra) une fe y oración: “haced de una fe tan santa como la vuestra, el firme cimiento de vuestra vida; orar impulsados por el Espíritu Santo”.
La vida piadosa revela una espiritualidad diáfana que muestra la verdad de la vida cristiana. La trascendencia de la misión se alcanza más allá del entorno generacional, geográfico y cultural. La fe se cultiva y mantiene traspasando memorias y alcanzando a formar un legado inolvidable.
Judas va preparando el hermoso epílogo de su Carta, con un lenguaje de amor exhortando a los creyentes fieles a conservarse en el Señor, a convencer a los que siempre tienen dudas, a salvar a los perdidos literalmente “arrebatándolos del fuego”. Advierte finalmente de los riesgos de la contaminación con una expresión fuerte, porque así percibe el peligro: aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.