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Esta guía familiar, como se ha llamado, pudo haber formado parte de una sección mayor de enseñanza doctrinal y ética, fácil de aprender de memoria y de comunicar a los nuevos convertidos. Este pasaje regula los modelos de conducta en un hogar cristiano. Estos párrafos refiriéndose a cuestiones diarias de la vida, incluyen siempre al Señor, indicando que la totalidad de la vida, tanto en pensamientos como en conducta, ha de someterse a Dios. Ninguna área debe quedar fuera de su control, de tal forma que no haya distinción entre lo sagrado y lo secular.
Tres pares de instrucciones se dirigen sucesivamente: a las esposas y a los esposos; a padres e hijos, especialmente al padre; y a la relación amos-esclavos. De la relación más cercana a la relación más lejana. En cada caso la esposa, el hijo o el esclavo se mencionan primero y se les concibe como socios responsables de quienes se espera, hagan su parte de la mejor manera.
Las esposas, como agentes responsables y libres, se les pide que se sujeten voluntariamente a sus maridos ya que esto conviene. La sujeción es un llamado a que las esposas honren y afirmen el liderazgo de sus esposos y les ayuden a ejercer su función en la familia. No se trata de una rendición absoluta de su voluntad, o de que la esposa sea inferior a su esposo. El paralelo se halla en el deber del esposo de amar a su esposa. Se le manda amarla, ( igual que como les pide cuatro veces a los esposos efesios) y esto no es nada más un asunto de tener para ella sentimientos afectivos o de atracción sexual; sino más bien de un cuidado especial a favor de su total bienestar.
El amor de Cristo por la iglesia, Pablo en Efesios 5:25, lo pone como un modelo para el amor del marido por su esposa. El liderazgo del marido, como el de Cristo, dispuesto a sacrificarse, ayudará a mantener en vista siempre el bienestar esencial de la esposa y como beneficio directo, toda la familia. Como líder piadoso , cumplirá con la petición del Apóstol: no seáis ásperos con ellas.
20Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Los tiempos han cambiado en las relaciones dentro del hogar y no siempre para bien, por ello esta recomendación es muy importante. Al mismo tiempo se señala que los padres (en especial el padre) no deben irritar ni provocar a sus hijos para que no se desalienten o lleguen a pensar que es inútil tratar de agradar a sus padres en la vida hogareña. Deberían, pues, ser guiados de una manera firme y amorosa, pero no tirana.
22Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, Pablo no hace una reflexión a favor o en contra de esta dolorosa práctica, pero da aliento especial a los esclavos. La enseñanza en esta sección se aplica al mundo del trabajo de hoy en día y muestra que la motivación de un trabajador y sus normas de trabajo han de ser las mejores posibles, ya que debe hacerlo por amor de Cristo. Los trabajadores cristianos deben aceptar su situación y obedecer en todo a sus patrones o jefes. Su servicio no debe ser superficial o como para ganar atención; al contrario, debe ser hecho con sencillez de corazón, es decir, conscientemente y con motivos puros. Todo lo que ellos hagan en su trabajo debe estar motivado en su servicio a Cristo. Y cuando esto se hace así el trabajo cobra una nueva dimensión, a pesar de las injusticias o posible explotación. 25Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas”.
23Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. No se aplica esta porción, sólo a los siervos, sino a todos los cristianos. Bien pudiera ser un mandamiento, agregado a los diez.
todos, cada día realizamos actividades en el hogar, en el trabajo, en la sociedad y en la iglesia. Algunas tienen paga cuando son parte de las obligaciones contractuales, la mayoría son voluntarias. Los cuidados a los padres, la atención a los hijos, la cooperación en el vecindario, las responsabilidades cívicas, generalmente no tienen remuneración monetaria; pero nos llenan de tanta satisfacción, cuando las hacemos, como para el Señor y no para los hombres. El servicio toma una nueva dimensión y la falta de gratitud y reconocimiento se pasa por alto.