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El apóstol Pablo ahora cambia su lenguaje a primera persona, ya no dice Pablo y Timoteo. Sino que deja en claro su gratitud a Dios, a pesar de estar pasando por momentos muy difíciles al encontrarse encarcelado en Roma (Hch 28:16-31). Lejos de tratarse de una reprensión como en el resto de las epístolas, aborda el tema de gozo y agradecimiento a Dios por siempre estar presentes en su pensamiento. Sin duda, el apóstol Pablo deja a un lado sus padecimientos, aceptando la voluntad perfecta de Dios en su vida, para que se cumplan sus propósitos, no dejando de orar y rogar por la iglesia. Según el diccionario Strong, la palabra gozo viene del griego χαρά – jará que traducido es alegría.
Con esto, vemos la sinceridad y transparencia del apóstol, al decir que está contento, porque recuerda el trabajo incansable que han realizado en la obra del Señor. Esa comunión que mantenía con los filipenses, desde aquel día en que se fundó la iglesia años atrás en su segundo viaje misionero, (Hch 16:12-15) había permanecido.
Muchas veces nuestras oraciones pueden ser de intercesión por aquellos hermanos que se han alejado de la iglesia, que se han desanimado o simplemente ya no quieren nada con el Señor. Hoy, Pablo nos enseña a orar con gozo cuando una persona ha permanecido fiel al Señor, y alegrarnos por su avance dentro de la iglesia.