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Había pasado más de una década, de cuando Pablo, Lucas y Silas llegaron a Filipos con el evangelio, el tiempo ni la distancia los separó, al contrario, el lazo de hermandad se había fortalecido a tal grado que Pablo los llama “hermanos míos…y deseados”.
El sentir de Pablo hacia los hermanos, era tan grande y notorio que hace mención de seis expresiones de afecto en este versículo. Era profundo el amor del Apóstol hacia aquellos que recibieron el mensaje de Cristo, desde la primera vez que les fue anunciada la Palabra.
Llegaron a ser hermanos tan queridos que Pablo podía compartirles los sentimientos de su corazón y necesidades personales. Pablo considera a los hermanos como parte de su galardón “gozo y corona”, como premio por todo el trabajo realizado, por él y su dedicado equipo (Fil 2:16).
Corona; era una guirnalda tejida que se concedía al atleta vencedor, significaba triunfo. [comentario bíblico Moody, pg. 378 editorial Moody]. Toda su entrega, sacrificio y dedicación a la salvación de las almas se vio recompensado, al ver que el fruto seguía dándose abundante en Filipos. Era un premio de gran estima: “gozo y corona mía”, ya que él había sido el instrumento para traerlos a Jesucristo.