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Pablo, en tres palabras concreta cómo debe ser la conducta de los ministros ante los creyentes:
La primera es “Santa”: proviene del griego “josíos”, que significa piadosamente. La segunda es, “Justa”, del griego “dikaías”, que significa también equitativamente. Y la tercera es: “Irreprensibles”, del vocablo “amémptos” que significa: sin falta o sin defecto.
La forma de comportarse de Pablo y sus compañeros, se daba sin defectos, el comportamiento y su testimonio eran vitales; el Apóstol en 2 Corintios 1:12, amplía esta idea, “nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios… nos hemos conducido en el mundo”
En los versículos 11y 12, se muestra como un padre que corrige a sus hijos, en una demostración más de su afecto por los tesalonicenses, manifestando tres acciones importantes: exhortábamos, consolábamos… 12y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios,
La exhortación es vital, ya que, “es un argumento o consejo cuya intención es alentar a la acción. La capacidad de exhortar o incitar a actuar, es un don espiritual” (Diccionario Holman, Pag. 595). La acción de consolar, es muy importante. La palabra consuelo proviene del griego “paramudseomai” que significa animar.
En 1 Corintios 4:14 Pablo menciona su deseo de alentar a las iglesias porque las observa como a hijos espirituales, “No os escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados”.
Lo dicho por Pablo confirma lo importante que es tener un buen testimonio ante las personas y principalmente ante los creyentes. Como hijos de Dios no debemos ser de doble ánimo, ni mostrar favoritismos. Por lo tanto, aceptar la exhortación y consolación que los líderes, pastores, misioneros y evangelistas, en su momento impartan.
“cuando recibisteis la palabra de Dios… la recibisteis no como palabra de hombres, sino… en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.” Pablo no aceptaba el concepto erróneo que hoy se maneja de “un cristianismo pecaminoso”, el cual enseña que la salvación provista por Cristo y su sangre expiatoria son insuficientes para salvar de la esclavitud y del poder del pecado. Como afirmando que es inevitable pecar contra Dios con las palabras, los pensamientos y las acciones. Es decir, vivir con un sentido de victoria incompleta. (B. de estudio Pentecostal pág 1721) recordar lo afirmado por el Apóstol: la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”