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La vida que agrada a Dios, 1 Ts 4:1-12
4:2-6 “porque ya sabéis que instrucciones os dimos por el Señor Jesús; 3pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; 4que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; 6que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.”


La palabra que el Apóstol utiliza para “instrucción” (griego: paraggelia) significa: mandato u orden (Hch 5:28; 16:24; 1 Ts 4:2; 1 Ti 1:5, 18.1 ); es un sustantivo que determina acción; el sujeto debe poner en práctica la orden dada. Las “instrucciones” entregadas por Pablo van acompañadas de la autoridad que el Señor Jesucristo le dio. El creyente ya no vive para agradarse a sí mismo, ni para agradar a los hombres, sino a Dios. Por lo tanto, ha de sujetarse a “la voluntad de Dios”, y esa voluntad es la “santificación”. La “santidad” es una posición de consagración absoluta donde el creyente puede expresar: “ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí” (Gá 2:20)

El apóstol da tres órdenes en su carta:
1) “que os apartéis de fornicación”. Mathew Henry menciona que “fornicación” (griego pornéia) indica todo acto sexual ilegítimo, y comprende tanto la fornicación ordinaria, como la vida en concubinato y la unión en grado prohibido. La frase se encuentra, con el mismo verbo y el mismo sustantivo, en la importante decisión de Hechos 15:29.”2 ; cuando el Concilio en Jerusalén señaló cuatro prohibiciones a los creyentes gentiles.

2) “que cada uno sepa tener a su propia esposa en santidad y honor”. Aquí se apunta hacia dos líneas trascendentales en el matrimonio: la santidad y el honor. La santidad se refiere a huir del pecado, mientras que honor, a tratar con dignidad a la esposa. El apóstol Pedro menciona: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”(1 P 3:7). El hombre sin Dios atropella la dignidad de su esposa, y hasta puede convertirse en misógino, machista y depravado;

3) “que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano”. El amar y respetar a la esposa es igual de importante como el respetar a su hermano, ya sea en la fe o en la carne, pues ambos merecen el mismo respeto y amor. Por lo cual, una persona que ha nacido en Cristo y que posee el fruto del Espíritu Santo, ha de esforzarse por no engañar o lastimar a su hermano. McDonald dice “La inmoralidad es un pecado contra el Espíritu Santo de Dios, es un pecado contra el propio cuerpo y es también un pecado contra otras personas. En otras palabras, un cristiano no debe ir fuera del vínculo matrimonial y defraudar a “un hermano” robándole el afecto de su mujer .”

El vocablo que Pablo utiliza para “agraviar” (griego: uperbaino) significa abusar; pecar contra; pasar por encima o vencer5. El creyente debe renunciar al pecado y a los hábitos equivocados de la vida pasada. En el evangelio no se puede vivir así, pues Jesucristo no tolera seguidores con ese estilo de vida.

Nota Doctrinal

El creyente debe normar su conducta en todas las áreas de su existencia, incluyendo la importantísima vida sexual. Conocer la doctrina, apartarse de lo malo, y hacer la voluntad de Dios, serán las metas prioritarias del creyente. La voluntad de Dios es su santificación (1 Ts 4:3), la cual es una necesidad y un deber (1 Ts 5:23), pero también un requisito para ver a Dios (Sal 24:3-5; He 12:14; 1 P 1:16).4 El creyente que desee crecer espiritualmente debe vivir enfocado en la doctrina correcta. Su vida regenerada anhelará vivir según las nuevas normas que rigen a todo hijo de Dios y así, agradar a su Señor el cual lo sacó del pecado y lo trajo a su luz admirable (1 P 2:9)

Nota Sociológica

La sociedad en la actualidad vive libre sin ataduras, en todas las áreas, incluyendo la vida sexual. Ahora se llaman “amigos con derechos” en lugar de hablar de un matrimonio. Este estilo de vida trae consecuencias a quienes lo practican y a sus descendientes. Niños no deseados, llegan al mundo, y a algunos, ni siquiera les permiten nacer. De los niños que nacen, algunos están confundidos en cuanto a su identidad. En una gran mayoría de hogares solo hubo una figura (la madre) que asumió los dos roles, padre y madre. Tener relaciones sexuales sin control también causa enfermedades venéreas o adicción, las cuales deben ser tratadas con medicamentos y ayuda psicológica, pero sobre todo guía espiritual. Las Sagradas Escrituras advierten de los peligros y las consecuencias de estas prácticas sexuales e invitan a evitarlas para no sufrir males mayores.



1Tuggy, A. E. (2003). (p. 719). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.
2Henry, M., & Lacueva, F. (1999). (p. 1726). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
3E-SWORD X, Comentario McDonald 1 Te 4:6
4El Concilio Nacional de la Asambleas de Dios A.R., Reglamento Local de la Iglesia (México, 2019) p. 17
5Tuggy, A. E. (2003). (p. 990). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.

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