El apóstol no esconde nada delante de la iglesia, les hace mención de lo que ya les había enseñado, que, iban a pasar por tribulaciones y angustias. Ellos mismos ya habían sido testigos de la persecución que sufrió, cuando aquellos compatriotas de Tesalónica habían venido a alborotar la estabilidad que se daba con los nacientes creyentes de Berea, por el simple hecho de no dejar que el evangelio del Señor Jesús fuera predicado.

Por ello, no aguantando más, al no tener noticias de ellos, se dispuso a enviar a Timoteo para informarse directamente, de cómo estaban en la fe y si seguían manteniendo su confianza en su Señor y Salvador. no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano. Aunque ninguna tentación pareciera ser tan grande como para no poder resistirla tal y como se recuerda con mucha claridad en 1 Corintios 10:13. El apóstol era consciente que no todos los creyentes podrían resistir con éxito, por eso el cuidado tan insistente para con ellos. En todo momento se observa a un apóstol vigilante, atento, diligente, deseo de conocer la situación del rebaño que se había comenzado a formar en medio de las persecuciones.