Tito fue un ejemplo de un gentil convertido, aceptado por los judíos cristianos sin necesidad de circuncidarse. Los apóstoles y ancianos reconocían el ministerio del apóstol Pablo y su independencia, ya que no sancionaron a Pablo por no circuncidar a Tito, sino que le escucharon en todo lo que Dios había hecho en su vida predicando a los gentiles. Cabe destacar que si Pablo hubiera accedido a la exigencia de circuncidar a Tito, como posiblemente lo hicieron aquellos falsos hermanos que entraban como espías a las reuniones, hubiera ocasionado un gran problema, ya que lo hubieran tomado como que Pablo estaba aceptando que era necesario circuncidar a los gentiles para ser aceptados por los judíos cristianos.

El evangelio que el apóstol Pablo predicaba era una verdad, demostrando que Dios no hace acepción de personas, y que al alcanzar la vida de los gentiles, se convertía en un evangelio universal. Como nota complementaria, Timoteo si fue circuncidado a pesar de que era hijo de madre judía, pero de padre griego (Hechos 16:1-3). Esto porque Timoteo tenía que definir que, por el linaje de su madre pertenecía al pueblo judío.