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Cabe notar que en este versículo, el apóstol Pablo usa la palabra reputación en dos ocasiones y una tercera de manera intrínseca, por ello es necesario estudiar esta palabra desde su raíz griega.Según el diccionario Strong la palabra reputación se encuentra como G1380 δοκέω - dokéo; forma prolongado de un verbo primario, que significa: pensar, por implicación parecer, imaginar, parecer bien, considerar, creer, parecer.
La maestría de Pablo para escribir queda aquí demostrada al usar un recurso literario llamado –Anacoluto- que consiste en encerrar con paréntesis una frase dentro de la lógica de su escrito. Tal es el caso de la frase “lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa, Dios no hace acepción de personas”. Aparentemente se rompe el hilo de la narrativa insertando un pensamiento totalmente ajeno al argumento que se desarrolla. Pero es un recurso totalmente válido aún en la redacción contemporánea. Por cierto, el significado de la frase no es denostar a los líderes, sino resaltar la obra de Dios en transformación de las personas.
El apóstol Pablo consideró el prestigio y parecer que tenían los líderes religiosos ante la iglesia de Jerusalén, no demeritó el valor que habían adquirido por haber estado con Jesucristo en su ministerio terrenal o bien por llevar más tiempo en el evangelio que el mismo apóstol Pablo. Es por eso, que menciona que Dios no hace acepción de personas que a pesar de lo que cita en Gálatas 1:13 de como era su conducta antes de venir a Cristo y de que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, esto no fue un impedimento para alcanzar la gracia salvadora de Jesucristo.
Y que el evangelio que había recibido directamente de parte del Señor era una realidad en su vida, dejando en claro que aquellos distinguidos líderes nada nuevo le habían enseñado, pues todo lo necesario para ministrar a los gentiles, ya el Señor Jesús se lo había enseñado. Cabe resaltar que el apóstol Pablo había sido un celoso de la Ley, que aventajaba a muchos de sus contemporáneos y que sin duda su instrucción a los pies del doctor Gamaliel había ayudado mucho a su preparación teológica. Esto combinado con la revelación directa del Señor Jesús, lo hacía poderoso en las Escrituras y comprendía ahora más claramente el plan de Dios.