Las obras de la carne y el fruto del Espíritu, Gá 5: 16-26

Ahora Pablo exhorta a los creyentes de Galacia a caminar, a moverse, a conducirse y a proceder en el Espíritu, lo cual va totalmente en contra de la naturaleza pecaminosa. Tal exhortación es muy necesaria debido a que las vanidades y pasiones humanas pelean constantemente con la vida piadosa y agradable a Dios, pues el vivir bajo la guianza del Espíritu es totalmente opuesto a vivir en deleites carnales.

Los creyentes están inmersos en un conflicto constante. La verdadera fe se destaca mediante el ejercicio de la piedad, la permanencia íntima con el Espíritu Santo, de tal manera que el comportamiento y las actitudes se formen o se moldeen, de acuerdo a la personalidad de Cristo. Los creyentes que son guiados por el Espíritu no están bajo “la ley”, ni producen las obras de la carne que Pablo cataloga con gran detalle, más bien el Espíritu produce su fruto en ellos.