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Mateo 11:2-3 "Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?"


La perplejidad de Juan ante los hechos de Cristo. El Comentario Mundo Hispano cita a Josefo quien narra que “Juan fue encarcelado en el Castillo de Machaerus, al este del mar Muerto. Se calcula que Juan ministró unos dieciocho meses antes de su encarcelamiento y que había estado en la cárcel unos doce meses cuando mandó a sus discípulos a Jesús”1. La causa del encarcelamiento y su muerte se narran en el capítulo 14 (Mt 14:1-12), Juan señalaba a Herodes Antipas su pecado, al tener a su cuñada como esposa.

Durante su encarcelamiento, Juan el Bautista se entera de “los hechos de Cristo”. El contraste de ministerio es muy amplio, se semeja al observador que mira desde donde está, ocultarse el sol; mientras que al mismo tiempo del otro lado del mundo otro observa el esplendoroso sol naciente. Jesús experimenta el cenit de su ministerio, enseñanza, predicación y sanidad; mientras que el Bautista experimenta inactividad y soledad. Juan experimenta una perplejidad que sólo Cristo puede contestar y por ello Juan envía dos de sus seguidores para exponer sus dudas.

Pregunta, “¿Eres tú aquel que había de venir…” la pregunta refleja su ministerio profético. Al validar la persona de Cristo en un sentido profundo estaba validando su propio ministerio. La frase es una referencia mesiánica que el profeta Malaquías profetizó (Mal 3:1) respecto del Mesías y del mensajero que prepararía el camino. El evangelio de Juan (6:14; 11:27) señala también la frase como una confesión de fe de los que esperaban la aparición del Redentor. Pero la pregunta que expresa el precursor fiel, no es una declaración de su fe sino una sincera duda. Sí Jesús podía dar vista a los ciegos, liberar endemoniados y predicar a las multitudes ¿Por qué no podía evitarle a él, un oscuro ocaso en la cárcel?

La segunda parte de la pregunta “…o esperaremos a otro” refleja otros aspectos de la duda. Recuérdese que el grupo político de los Zelotes esperaba que el Reino Mesiánico de justicia sobre la tierra fuera establecido con violencia, olvidando desde luego, a los profetas mayores quienes presentaron el ministerio mesiánico como el del Siervo Sufriente de Jehová, que entregaría su vida por los pecados de su pueblo.

La visión de los profetas menores, es complementaria, porque lo presentan como el de un Mesías que traería juicio y destrucción sobre sus enemigos. El punto de vista del Bautista se identificaba más con éste último grupo (Mt 3:7, 10; Lc 3:7, 9), esperar a otro implicaría que su ministerio no fue autentico, que su sufrimiento fue en vano y que su salvación no estaba segura.

La palabra para “hechos” viene de la palabra griega érgon que significa trabajar, o sea las acciones en el ministerio de Cristo. La persona y obra de Cristo es lo que valida su ministerio mesiánico, no solo sus enseñanzas ni sólo sus milagros, sino sus hechos singulares.

Nota De Carácter Ético

Juan el Bautista elige enviar a sus discípulos en vez de quedarse con su sufrimiento. Muchos creyentes se avergüenzan cuando las montañas del éxito desaparecen, cuando las corrientes del pecado les ahogan, pero Juan es un gran ejemplo de la manera en que un líder en momentos de perplejidad afronta sus dudas. No esconde sus frustraciones ni sus anhelos, envía a sus propios seguidores hacia Jesús, porque su ministerio fue tan libre de preocupación por lo que los demás pensaran. El púlpito en que predicó (el desierto) no fue un obstáculo al mensaje que entregó (arrepentimiento) y su vestimenta y alimentación (pelo de camello y langostas con miel silvestre) no fueron de un profeta de palacio. Así que no estaba cuidando su imagen ante sus discípulos sino que les modelaba el camino para salir de la perplejidad: llevarlos a Jesús. ¡Que hermoso ejemplo de confrontar la perplejidad en el ocaso del ministerio!

Textos Controversiales (2-6)

Algunos eruditos consideran que las dudas presentadas ante Jesús en realidad no reflejaban la perplejidad de Juan sino la de los mismos seguidores del Bautista, pero en la respuesta que el Cordero de Dios le da al decir “id, y haced saber a Juan…” muestra que la respuesta la dirige a Juan, la respuesta no es un simple sí o no, sino una demostración de señales y maravillas (Mt 11:4-5).


1 Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. . (1993–). Comentario bı́blico mundo hispano Mateo (1. ed., pp. 157–158). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.

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