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Jesús pronuncia estas palabras después del regreso de los setenta, el evangelio de Lucas así lo registra (Lc 10:1, 17, 21, 22). Jesús prorrumpe en una adoración al Padre, un énfasis trinitario como Hijo de Dios, reconoce un atributo del Padre, que es la soberanía, la voluntad del Padre es hecha en los cielos y reflejada en la tierra. En este versículo revela la razón de la doxología, escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, la palabra para esconder tiene una dimensión de permanecer en secreto u ocultar. El contraste en este pasaje es doble: escondiste contrasta con revelaste; sabios y entendidos con niños.La palabra para revelar denota quitar una cubierta o descubrir lo misterioso, los sabios y entendidos no son las personas educadas o intelectuales sino los “sabios en su propia opinión” (Pr 26:5; Ro 11:25; 12:16), exactamente lo opuesto a “pequeños”. Los “pequeños” no son los ignorantes o pobres, la palabra físicamente, se refiere a niños de pecho (Mt 21:16), los que toman leche, no alimento sólido (1 Co 3:1; Heb 5:13) y se compara con los que no han avanzado mucho en cuanto a aprender a hablar (1 Co 13:11). Pequeños en el sentido espiritual, son aquellos que están conscientes de su completa dependencia de otros, los que comprenden que solamente por gracia pueden ser salvos (Ef. 2:8). 16
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. La encarnación de Cristo refleja todo el amor del padre, el hijo necesitaba todos los recursos para el trabajo de mediador, todo lo que Dios requería, todo lo que el pecador necesitaba y todas las cualidades espirituales para cumplir la obra trascendente del Padre (Jn 1:16, 17; 3:16; 6:51), Jesús reconoce que todo esto no es por sus atributos constitutivos de omnipotencia, por ser divino, sino que fueron entregados por el Padre al ser Jesús, el Hijo del hombre. 17 …y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo… Un título más alto de igualdad con el Padre no se puede concebir “el Padre y el Hijo se conocen mutua y exclusivamente el uno al otro”. En este versículo se presenta la divinidad propia de Cristo revelada a los creyentes en una forma indisputable. 18 La palabra conocer es la traducción del término griego epiginósko: ”conozco” el cual está reforzado con el prefijo epi y significa “conocer bien”, o “conocer profundamente”, no se refiere tanto a conocimiento intelectual, aunque hay datos concretos incluidos, sino a una relación personal de confianza. 19 Hay una profundidad en la relación eterna del Padre y del Hijo que nadie comprende, hay un propósito y naturaleza de la encarnación que sólo el Padre puede dimensionar.
...y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Esta frase indica que la salvación de los hijos de Dios no depende del hombre, sino solamente de la revelación, y que esta revelación, a su vez, está basada solamente en la voluntad y el beneplácito del Padre y del Hijo, porque no solamente en esencia sino también en propósito el Padre y el Hijo son uno (Jn 10:30). La salvación está basada en la gracia soberana (Ef. 2:8). 20 Los únicos excluidos de esta revelación son los que rechazan la máxima demostración del amor salvador de Dios, la cual es su Hijo Jesucristo mismo, quien es mayor evidencia que sus propios milagros y aun que sus propias enseñanzas.
Jesús es la máxima revelación de Dios para el hombre, la salvación nunca ha sido por las evidencias que tiene el hombre, sino por la fe en su Mesías, si una persona no puede aceptar la persona de Cristo para su entera salvación, ninguna evidencia por más clara que sea podrá cambiar su naturaleza de pecado.
La doctrina de la salvación y la encarnación esta del Hijo preexistente de Dios están claramente inmersas en este pasaje, el conocimiento eterno y el propósito de salvación se reveló desde Génesis 3:15, Abraham recibió la promesa mesiánica (Gn 12:13), los profetas señalaron que Dios mismo vendría para salvar lo que se había perdido (Is 9:1; Dn 9:25-26), Pablo habló de la doctrina del vaciamiento de Cristo (kenosis) en Filipenses 2:5-11, donde el Hijo quien siendo de origen divino toma forma de ser humano. La Epístola a los Hebreos señala la supremacía del Hijo para ser el mediador entre Dios y los hombres (Heb 1:3, 8:1, 9:15). Cristo es la máxima revelación de Dios para la salvación del hombre, Cristo y el Padre son uno en esencia, propósito y divinidad (Jn 1:1-18).
16 Hendriksen, W. (2007). Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo (p. 522). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
17 Hendriksen, W. (2007). Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo (p. 524). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
18 Jamieson, Roberto; Fausset, A. R. y Brown, David. Comentario Exegético Y Explicativo De La Biblia, Tomo I: El Antiguo Testamento (El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 2003), Biblioteca Electrónica, último acceso 01 de abril de 2017.
19 Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. . (1993–). Comentario bı́blico mundo hispano Mateo (1. ed., p. 166). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.
20 Hendriksen, W. (2007). Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo (p. 526). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
