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Mateo 3:4-6 "Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados."


Aquí tenemos a un hombre vestido con ropas extrañas, alimentándose con comida extraña y, por si fuera poco, con un discurso extraño. El tipo de vestimenta de Juan el Bautista muestra su ascetismo y compromiso con su llamado. Tiempo después Jesucristo recordó este hecho “Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están” (Lc 7:25) El vestido y la comida revelan la cultura a la cual pertenece una persona, incluso el tipo de religión que profesan. Sin duda que Juan el Bautista quiso dejar bien sentado en el imaginario colectivo que su misión y compromiso era serio.

Para Meditar

El ministerio de Juan el Bautista se había convertido en algo atrayente, los habitantes de Judea, Jerusalén y todas las poblaciones cercanas acudían a sus reuniones. Para nada se comparaba con el ritualismo desabrido que se practicaba en el templo de Jerusalén, su mensaje era fresco como las aguas del río Jordán, sus palabras eran cortantes como el aire del desierto y su estilo era emergente, a no ser por los escritos antiguos, los judíos habían olvidado este tipo de mensajes y sus mensajeros, hacía mucho tiempo que no se levantaba alguien con un mensaje profético de tal contundencia. Cada generación necesita este tipo de mensajes y de proclamadores, que sacudan conciencias, que movilicen pueblos, que produzcan cambios.

Asimismo, la decisión importante que Juan tomó para no dejarse seducir por las luminarias del éxito y declarar enfáticamente que “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3.30), deja un claro precedente para los liderazgos futuros tan proclives a no reconocer en otros la capacidades, talentos y dones que, en un momento dado puedan tener sus líderes.

Nota doctrinal

Dos doctrinas básicas de la Sagrada Escritura son el bautismo en agua para los adultos y el arrepentimiento, unida ésta, a la confesión de pecados. En este sentido, el bautismo en agua es un símbolo externo derivado de una experiencia interna, pero el arrepentimiento es un acto voluntario de una persona que escucha el evangelio de Jesucristo, reconoce su condición de pecador delante de Dios y con la ayuda del Espíritu Santo, decide confesar y ponerse de acuerdo con Dios. La palabra confesar viene del griego homologeo, de homologar, ponerse de acuerdo. Asimismo, existe el orden bíblico: “el que creyere y fuere bautizado será salvo…” (Mr 16.16)

Este bautismo en agua es uno de los sacramentos que la palabra de Dios enseña, en el consenso evangélico se practica por inmersión en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, como testimonio de una limpia conciencia, resultado de haber aceptado a Jesucristo como Salvador personal y Señor de su vida de acuerdo al mandamiento de Jesús: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;” (Mt.28:19).



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