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Mateo 2:16-18 “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Rama, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron”.


El fracaso del plan de Herodes fue rotundo, pasaron los días y semanas quizá y los magos no regresaban. Al investigar debió descubrir que estaba retrasado, pues hacía tiempo que habían encaminado sus pasos de regreso a su tierra. Y ahora, ¿cómo lograría su cometido? ¿Qué hacer para destruir esta amenaza latente? Enojado, sintiendo que los magos se habían burlado de él (cuando en realidad él se había burlado de ellos por tratar de usarlos para dañar al niño), su ego no puede más y toma venganza de todo y de todos. Cobra la vida de niños inocentes para lograr su cometido: preservar el reino para sí.


Una persona del perfil de Herodes no puede concebir que su voluntad no sea hecha. Este rey era un hombre tan perverso y celoso de su puesto como rey, que no toleraba rivales, tuvo más de diez esposas y la más bella de todas, llamada Mariamne la mandó ejecutar, así como a su cuñado y a sus dos hijos (Alejandro y Aristóbulo), por creer que eran una amenaza para su reinado. ¿Qué se puede esperar de un hombre que acaba con la vida de sus propios hijos? Unos días antes de su muerte ordenó acabar con la vida de su hijo mayor Antípater, y una de sus órdenes post mortem era que todos los hijos mayores de su casa fueran muertos, pero afortunadamente esto no se llevó a cabo. Con estos antecedentes, no es sorprendente el acto narrado por Mateo y profetizado por Jeremías.


Ya que no logró su cometido original (matar al niño directamente una vez que los magos le dijeran donde estaba), Herodes se propone evitar todo riesgo contra su reino y sin encontrar otra salida, ordena la matanza de todos los niños que entraran en la edad calculada por el tiempo inquirido por los magos. Algunos han calculado que niños de 2 años hacia abajo murieron en este acto genocida.


La profecía que se cumple con la matanza de los niños menores de dos años es la lamentación y lloro que las familias experimentaron por sus pequeños (Jer. 31.15). Fue un tiempo de gran luto pues se cree que fueron entre 15 y 20 niños los sacrificados (aunque hay cifras exageradas hasta 140,000, pero quedan descartadas porque los historiadores de ese tiempo como Flavio Josefo no mencionan el hecho). Por el tamaño de la aldea y la restricción de la edad este número es más que suficiente para generar el dolor y sufrimiento descrito por el profeta Jeremías.


© 2022 La Biblia Continental. Todos los derechos reservados. Diseñado por Creating Destiny Graphics. Biblia Reina Valera 1960 y El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, por lo cual se puede usar solamente bajo licencia.