LBC Menú

Capítulos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:



Mateo

Marcos

Lucas

Juan

Hechos

Romanos

1 Corintios

2 Corintios

Galátas

Efesios

Filipenses

Colosenses

1Tesalonicenses

2Tesalonicenses

1Timoteo

2Timoteo

Tito

Filemon

Hebreos

Santiago

1Pedro

Un mudo habla, Mt 9:32-34

Mateo 9:32-34 "Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado. 33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. 34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios."

Nota Doctrinal

Antes que Jesucristo viniera a esta tierra, la actividad demoniaca estaba prácticamente sin control alguno. Por eso la escritura dice que, “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Jn. 3:8). Jesús sanó a todos, a los enfermos cuyos organismos habían sido atacados por el diablo, como a personas que estaban enfermas por cuestiones meramente biológicas.


El énfasis está en la sanidad concedida por el Señor Jesucristo, no en quien la origina; hacerlo a la inversa es conceder más importancia al que enferma que al sanador y aquí solo existe uno, se llama Jesucristo, salvador y sanador de las almas y de los cuerpos físicos, para la gloria de Dios. Los fariseos no pudieron negar el milagro, pero si negaron que Jesús era el Mesías. Con esa actitud estaban diciendo que él no estaba haciendo estos milagros por el poder de Dios, sino por el poder de Satanás expulsando el demonio de mudez.

Hoy como ayer, existen corrientes de interpretación sobre el tema de la sanidad divina muy respetadas, pero no compartidas. Incluso los hay quienes atribuyen al estilo de los fariseos del primer siglo, que las sanidades que se dan en las iglesias de corte pentecostal son atribuidas al diablo mismo. La respuesta la sigue dando el Señor Jesucristo: Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces (Mt. 12:27).

Es justo aclarar que no todas las enfermedades son de origen satánico, así como no todas las enfermedades se originan en el nivel biológico de la persona. El discernimiento espiritual y la intervención de la ciencia médica son coadyuvantes para un análisis serio y una práctica equilibrada en la ministración de las personas enfermas. Si en otro tiempo hubo excesos en la dinámica del ministerio de sanidad, es tiempo de buscar el equilibrio para un testimonio fiel que le dé honra al Señor Jesucristo y, sin menoscabo de la práctica pentecostal, la obra de Dios siga creciendo donde quiera que se predique este evangelio del reino.

La conclusión de Cristo es por demás enérgica: Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros. (Lc. 11:20) por cierto, esta resolución es vinculante a la iglesia que cree y acepta la encomienda dada por Cristo mismo: Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán (Mr. 16:15-18).

© 2022 La Biblia Continental. Todos los derechos reservados. Diseñado por Creating Destiny Graphics. Biblia Reina Valera 1960 y El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, por lo cual se puede usar solamente bajo licencia.