Existe una expresión en las fuerzas armadas, cuando algún miembro del mismo ejército ataca a otro: “fuego amigo”. O sea cuando en una batalla se hacen disparos provenientes del mismo bando, normalmente por errores de los mismos compañeros. En esta ocasión son los discípulos de Juan los que se acercan a Cristo para hacerle un cuestionamiento, y pareciera que hicieron un solo bloque, puesto que se incluyen a los discípulos de Juan y los fariseos. Es una posibilidad no muy remota que este cuestionamiento se dio en el citado banquete ofrecido por Mateo, ¿No pudieron degustarlo porque estaban ayunando?

Lo estipulado por la ley era muy diferente a lo que los fariseos habían establecido: “Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros” (Lv. 16:29). La ley establecía un día anual de ayuno, pero los fariseos acostumbraban ayunar dos veces por semana (Lc. 18:12), elevándolo a rango de obra devota para ser más justificados delante de Dios.

Queda claro que Dios estableció el único mandato de ayunar para que su pueblo lo practicara en Lv. 16:29-31; 23:26-32 y Nm. 29:7. El abuso de esta práctica en los tiempos de Cristo fue producto de una incorrecta interpretación de este mandato y un excesivo uso de atribuciones de la autoridad que ostentaban los líderes religiosos de la época, en detrimento de la fe y del beneficio que se le debe dar a este excelente hábito espiritual.

Cualquier persona que se encuentra en aflicción y que conoce los principios de la palabra de Dios y que ve que en muchas ocasiones Dios respondió a la humillación de un hombre o pueblo cuando estos optaron por el ayuno, sin duda recurrirá a esta arma espiritual para darle gloria a Dios, obtener la paz para su vida y ¿por qué no?, la respuesta a su sufrimiento.

La pregunta del bloque discípulos de Juan-fariseos puede tomarse como ingenua, pero no deja de ser incisiva pues en el tema de la comida estaban unidos. Jesucristo no deja pasar la oportunidad para dejar claro que mientras él estuviera presente, la fiesta, el gozo y la alegría, también lo estarían. Estos dos grupos, ¿no habían estado presentes en la enseñanza magistral sobre el ayuno que Cristo ya les había dado? Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mt. 6:16-18).

En la biblia existen claros ejemplos de personas, tribus y familias que practicaron el ayuno en diferentes circunstancias y por diferentes motivos.

• Ayunaron cuando tenían guerra o amenaza. “Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová” (Jue. 20:26). • Ayunaron cuando había familiares enfermos.” Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra” (2 S 12:16). • Ayunaron cuando necesitaban el perdón de Dios. “Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza” (Dn. 9:3). • Ayunaron cuando estuvieron en riesgo amenazador. “Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos” (Ester 4:3).

De repente Cristo pone en la mesa la analogía de un pedazo de tela, “nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura”, así es como introduce la incompatibilidad de la ley con la gracia. A estas alturas ya Jesucristo está dejando claro que su mensaje y su reino eran opuestos a las enseñanzas rígidas del judaísmo. Tiempo después, el apóstol Pablo daría forma doctrinaria a este mensaje de Cristo: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!” (Gl. 4:4-6).

Por eso Cristo añade la analogía del odre viejo, tipo de la ley y del vino nuevo que debe depositarse en odres nuevos. Ya no habría manera de contener la nueva enseñanza cristiana en las antiguas formas del ritualismo, no solo eso, Dios iniciaría un nuevo trato con las personas que los mismos judíos rechazaban y consideraban inmundos, de ahí lo radical de la comparación de Cristo.

No había otra manera de sacar adelante este proceso de reacomodo espiritual y de integración al reino de Dios de toda la raza humana. El llamado que hace el evangelio es universal, no desecha a los judíos y acepta a los gentiles, a los unos y los otros Dios quiere conservarlos para él, pero esto requiere no solo de conocimiento, sino de voluntad. Por esta razón finalmente los judíos decidieron llevar a la muerte a Jesucristo y que de acuerdo a su declaración “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (Mt 27:25), se cumpliera a cabalidad.