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Ministerio de Pablo a los gentiles, Efesios 3:1-13
3:7-9 “del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;”


Mientras que los versículos del 1 al 6, muestran el misterio revelado al apóstol Pablo para los gentiles, ahora como parte de la iglesia, los versículos siguientes, muestran el ministerio encomendado al apóstol Pablo, donde él mismo dice que fue hecho ministro del evangelio para ellos, no por voluntad propia sino por el don de la gracia de Dios que ha sido dado por la operación de su poder.

El apóstol Pablo cita la palabra ministro del griego diákonos, que traducido es servidor. El Espíritu Santo de Dios le dio la capacidad para predicar con gran eficacia el evangelio del Señor Jesucristo, también como lo cita en Colosenses 1:25, que según la administración de Dios que le fue dada para con la iglesia, podía anunciar cumplidamente la palabra de Dios, entendiendo así los misterios ocultos que ahora han sido revelados por medio de la persona de Jesucristo.

El apóstol Pablo estaba consciente que era un transmisor de la gracia; consideraba su trabajo con una gran responsabilidad para no callar ante cualquier adversidad que se presentara. Cita también que el don gratuito que ha recibido de parte de Dios le ha hecho servidor y que su deber era enseñar las maravillas de su Hijo a través de la operación de su poder. El apóstol no tenía un ministerio sencillo, sabía que seguir a Cristo y obedecerle traería consigo mucho sufrimiento, pero sin duda estaba dispuesto a pagar el precio.

La declaración del apóstol al decir soy menos que el más pequeño de todos los santos, viene de una profunda humildad en su corazón y un reconocimiento que no merecía la gracia que había actuado sobre él. Podría haberse sentido indigno de tal responsabilidad al recordar aquel momento que cita Hechos capítulo 9, cuando se dirigía a Damasco con órdenes de seguir asolando a la iglesia, pero que al encontrarse con el Señor Jesucristo su vida había cambiado por completo. Esta denotación del apóstol viene acompañada de sinceridad y gratitud por lo que Dios ha puesto en su vida al darle la gracia de anunciar el santo evangelio entre los gentiles y contarles sobre las inescrutables riquezas de Cristo.

La palabra inescrutable viene del griego ἀνεξιχνίαστος – anexijníastos, que se traduce como algo que no se puede rastrear. Es decir, que son infinitas las riquezas que Cristo tiene para su iglesia y que en ningún momento podrían agotarse. El apóstol Pablo en el capítulo 1:17-23, ya había mencionado al Padre celestial como el dador de un espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, para poder ser alumbrados y contar con entendimiento para identificar “cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”.

“y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;” Asimismo, cita la palabra aclarar del griego fotízo, que significa “echar luz sobre algo”, en pocas palabras era responsable de cumplir con la tarea de hacer más fácil la comprensión del evangelio que le había sido revelado. Este propósito divino que radicaba en la nueva dispensación como el tiempo de los gentiles, era un misterio escondido, pero que ahora a través de Jesucristo lo íntimo del corazón de Dios había sido revelado al mundo.

Para Meditar

Una gran enseñanza nos deja Pablo en el sentido de la humildad y el despojo del orgullo o vanagloria que pudieron haberse presentado a su vida. Ya que en la actualidad han surgido muchos que niegan la cruz de Cristo con sus actos al quitarle la gloria a Aquel que vive y reina por los siglos de los siglos, adjudicándose “que es por sus declaraciones” que el reino de los cielos se establece en tal iglesia o en tal lugar. —”Yo declaro” o —“yo decreto” se oye con frecuencia en ciertos círculos. Un lenguaje que se debe evitar.




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