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Pablo dice que habrá un período en el que la iglesia habrá madurado de tal manera, que militará en este sistema temporal de cosas, sin fluctuar como niños llevados de aquí para allá. Estos vientos de doctrina son el producto de hombres engañadores que convencen con artimañas tales, como la secularización del evangelio, el humanismo, la culturización del evangelio, la tradición, las costumbres sociales y hasta herejías directas abiertas y opuestas a Dios.
…siguiendo la verdad en amor. Se puede seguir la verdad sin amor.
La filosofía eso pretende, encontrar la verdad pero sin amor. Hay quienes pretenden seguir el amor, pero sin considerar la verdad. Sólo en Cristo se da el verdadero equilibrio que Dios quiere. ¿Qué es la verdad? Preguntó Pilato. Cristo dijo: -“yo soy la verdad”. ¿Qué es el amor? podría preguntar el disputador de este siglo, la Biblia lo dice claramente, ¡Dios es amor!
…crezcamos en todo… Significa que el crecimiento del creyente debe ser integral y completo, no sólo en un sentido especial. “No he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”. (Hch 20:27) Hay quienes crecen en conocimiento, pero descuidan la fe. Otros crecen en fe, pero descuidan el amor. Otros pretenden crecer en amor, pero dejan de lado las sagradas escrituras. Otros pretenden crecer en santidad, pero descuidan otras virtudes.
Pablo dice: crezcamos en todo pero en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo. Siempre salvaguardando el motivo único de nuestro ejercicio como iglesia. Nuestra profesión de fe es Cristocéntrica y no antropocéntrica. El centro de nuestra vida no es el hombre sino Jesucristo, el Hijo de Dios.