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La iglesia sabía que el apóstol estaba preso y por lo tanto estaban preocupados por su situación. Así que Pablo concluye su epístola haciéndoles saber cómo se encuentra y qué está haciendo, por medio del hermano Tíquico (2 Ti 4:12), a quién considera un “hermano amado” en Cristo.
Tíquico junto a otros colaboradores de Pablo, lo acompañó en sus viajes misioneros (Hch 20:4-6). Y al igual que Epafrodito (Fil 2:25), era un mensajero de toda la confianza del Apóstol para llevar noticias de su persona, sus trascendentales cartas y consolar sus corazones. Por ello lo llama “fiel ministro en el Señor”, respaldando su vida íntegra, llevando un ministerio ejemplar que debía ser bien recibido por los hermanos efesios.
Que tan importante es contar dentro del equipo de trabajo de la iglesia, con colaboradores como Tíquico; que hagan olvidar a los que se apartan del Señor, como Demas, quien prefirió amar a este mundo y alejarse del Señor (2 Ti 4:10). Siempre nuestro Dios levantará hermanos amados y fieles servidores, con quienes los pastores puedan contar y ellos mismos puedan dar palabras de aliento y fortaleza a la iglesia.
