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El sacrificio de Cristo quita el pecado (continuación), Heb 10:1-25

10:19-22 “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”.


Por esta causa, ya que el pacto ha sido ratificado y puesto en vigencia, todo aquel que cree puede entrar al Lugar Santísimo mediante la sangre de Cristo. Es decir, puede entrar a la presencia de Dios, al arca del pacto, a la plenitud de gozo que hay en su presencia (Sal 16: 11). A esto le llama el escritor de Hebreos “el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne”. La senda de Cristo es un camino nuevo, que tiene vigencia eterna. Y ahí, en el Lugar Santísimo, está siempre Cristo, ya no tan sólo para ministrar a Israel, sino a “todo aquel que invocare el nombre del Señor” (Hch 2:21). Por tanto, es necesario ir constantemente al Lugar Santísimo. Para ello, se imponen los siguientes requisitos:

a) Un corazón sincero: Dios quiere que nos acerquemos a Él con la sinceridad de un niño, totalmente transparentes y sin doblez ninguna.
b) Plena certidumbre de fe: Dios requiere que toda vez que nos acercamos a Él tengamos plena certeza de que Él es un Padre amoroso que siempre cumple su Palabra.
c) Purificados los corazones de mala conciencia: que olvidemos por completo todo lo pasado, aquella mala conciencia que afligía nuestra vida, pues “vuestros pecados han sido perdonados por su nombre” (1 Jn 2:12).
d) Lavados los cuerpos con agua pura: esto hace clara alusión al bautismo en agua, es decir, que tan sólo puede entrar al Lugar Santísimo todo aquel que ha cumplido el mandamiento de Cristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Mc 16:16). Esto quiere decir, que todo aquel que cree necesita hacer pública su fe en Jesús, y el bautismo es una ordenanza, establecida por Cristo, que ratifica la entrada del creyente al cuerpo de Cristo, a la iglesia, al confesarle con Señor y Salvador ante el mundo.

© 2021 La Biblia Continental. Todos los derechos reservados. Diseñado por Creating Destiny Graphics. Biblia Reina Valera 1960 y El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, por lo cual se puede usar solamente bajo licencia.