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En los dos capítulos anteriores, el escritor de la Epístola a los Hebreos mostró la superioridad de Cristo con respecto a los ángeles; ahora en este capítulo muestra que Cristo es superior a Moisés. Esta comparación puede parecer innecesaria, porque si los ángeles se consideran como seres de poder y gloria sobrenaturales, y se ha demostrado que Cristo es “tanto superior a los ángeles”, sin duda debe ser superior a cualquier hombre mortal. Sin embargo, es necesario recordar la reverencia que toda la nación judía tenía para Moisés. Los ángeles podían haber sido agentes celestiales para comunicar la ley, pero, Moisés era conocido como “el legislador” de Israel, quien era la personificación misma de la revelación divina en la antigua dispensación; así que, era un gran reto para los cristianos y en este caso, para el escritor de la Epístola, que los judíos en general aceptaran a Jesús como superior a Moisés.
“hermanos santos”, aquellos judíos que:
• Habían aceptado la muerte y la resurrección de Jesús (Hch 2:32; 4:10; 10:41; Ro 6:4; 8:34; 14:9; Heb 13:20 1 P 1:21),
• Que le recibieron en su corazón (1 Jn 4:19; Fil 3:7-8),
• Que habían dejado las costumbres y tradiciones judaicas (Fil 3:1-10),
• Que, aunque no tenían un templo donde congregarse para buscar de Dios, ellos se reunían en las casas para orar, y escudriñar las Escrituras del AT, así como las cartas que los apóstoles habían escrito a las iglesias que ya habían surgido y estaban distribuidas en todo el imperio romano y que incluían a muchos judíos creyentes, que ya no guardaban la ley mosaica (Hch 2:45-47; 5:42),
• Que eran hermanos de sangre, es decir, que pertenecían a la descendencia directa de los patriarcas (Hch 1:16; 2:37),
• Que eran hermanos en la fe, puesto que habiendo recibido a Cristo como su salvador ahora también eran llamados hermanos en Cristo, y por tanto, hijos de Dios (15:7, 13, 2 P 3:15);
“ Participantes del llamamiento celestial”. Es decir, que tenían parte con:
a. Los santos de todas las naciones quienes habían creído en Jesús como el Hijo de Dios (Mesías); así, que, todos, tanto judíos como gentiles ahora mantenían unidos la misma profesión de fe (Ef 2:12, 14-20; 3.1-6) y,
b. Con Cristo, porque Cristo los había hecho partícipes de todo lo que el Padre celestial le otorgó (Jn 17:20-23; Ro 8:17), trayendo la luz, disipando las tinieblas, abriendo el camino al Padre, e intercediendo por todos, sentado a la diestra de Dios (Ro 8:34).
La expresión: hermanos santos conlleva un gran privilegio, pues Jesús mediante su sacrificio ha otorgado a los hombres el grado filial con el Padre Celestial, que de otra manera nunca se hubiese adquirido (Jn 1:12; 11:52; Ga 3:26; 1 Jn 3:1, 2); ahora, en Cristo, todos los que hemos sido redimidos nos llamamos hermanos. Ya que hermanos, habla de: relación, familia, amor, aceptación, obligación, solidaridad y Santos, habla de: posición, y de relación con Dios el Padre, Dios el Hijo Y Dios el Espíritu Santo apartados para Dios, reflejando su gloria y formados cada día en el carácter de Cristo (Heb 3:1; 1 P 1:16,17,23).
En muchas iglesias, ya no se llaman hermanos, sino Señor o Señora, que van a una reunión en un auditorio. Olvidan sus distintivos:
que se han sido redimidos del pecado,
que han entregado su corazón a Cristo,
que sirven a Cristo.
“considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” Para los judíos convertidos al cristianismo, existía un vínculo con Cristo más allá del sentido nacionalista, y debían poner atención a su ministerio, como apóstol y como sumo sacerdote.
“Esta es la única instancia en que se refiera a Cristo como Apóstol. Entre los judíos, el Sumo Sacerdote también fue considerado como el Apóstol de Dios, en consecuencia, ahora se comparan a los dos apóstoles, El Sumo Sacerdote de Israel y Cristo Jesús” (Biblia J. Swaggart Pg. 2170)
Apóstol, palabra griega que significa “enviado”, Jesús fue el primer Gran Apóstol , y fue enviado por Dios cumplir la misión que ningún otro ser, ni en el cielo, ni en la tierra podía llevar a cabo (Mt 15:24; Lc 4:18; 4:43; Jn 5:36; 6:29, 40; 11:42; 17:3);
Sólo Él dio a conocer a todos los hombres la voluntad de Dios (Mr 3:35; Jn 7:17);
Predicó el ministerio de la reconciliación a los hombres (2 Co 5:18-19);
Como Sumo Sacerdote:
Jesucristo representó a la humanidad delante de Dios (He 4:15; 5:5, 10; 6:20; 7:26; 8:1),
Presentó el sacrificio de expiación perfecto por todos (He 9:24-26; 10:19; 12:24; 13:12).
Nos representa ante Dios e Intercede por nosotros.
“apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión”.
Los cristianos habían hecho una profesión de su fe en Jesucristo, así que, ahora era el momento de retener su confesión y profesión. Éste es uno de los temas principales del libro: ser como Cristo, imitar su carácter, y vivir en santidad.
