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Llamamiento a una vida santa 1 P 1:13-25


1:13-16 “ Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”.


Del gozo inefable de la salvación se desprenden exigencias morales. A partir de ahora y hasta el 2:10, Pedro lanza desafíos a ser activos en el servicio del Señor, diciéndoles a pesar de que sois llamados a sufrir una variedad de pruebas por vuestra fidelidad a Cristo y fidelidad a su causa, y en vista de la gloriosa herencia inmarcesible que os espera, reservada en los cielos para vosotros, “estad preparados para la acción”.

Nota histórica

“ceñíos los lomos de vuestro entendimiento”. “Ceñid”, (en griego: anaxonnumi), conlleva la idea de juntar las largas y flotantes vestimentas por medio de un cinto o una faja, que caracterizaban a la gente del Oriente, quienes cuando deseaban correr, prepararse para un viaje o trabajo, juntaban su vestimenta externa junto a sí mismos para no ser impedidos o molestados en lo que querían hacer. El uso aquí es, por supuesto, figurativo, y se refiere al hecho de recoger todos los pensamientos impropios, de los sentimientos y actividades de la mente y restringirlos para que no impidan el progreso hacia el cielo. Se ilustra la costumbre cuando Moisés dio indicaciones al pueblo de Israel para salir de Egipto. (Éxodo 12:11).

“Sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo”, se dan aquí dos exhortaciones: (a) sed sobrios; (b) esperad por completo en la gracia que se os traerá. La sobriedad se muestra en el control de sí mismo, una calma de mente continua y un espíritu sin pasiones. Una persona sobria muestra un gran control sobre el temperamento, dominio de sus pensamientos, y una calmada actitud en sujeción hacia las irritaciones, comunes en otros. Además, la gracia que se ofrece, templa el entusiasmo y lo mantiene dentro de los límites apropiados. El ejemplo de esto es el apóstol Pablo, cuando fue acusado de ser un fanático por predicar el evangelio con tanto fervor, y que pudo aclararles: “No estoy loco, excelentísimo Festo”, sino que pronuncio palabras de verdad y de cordura” (Hechos 26:25)

“No os conforméis (amoldéis) a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia”, Si se quiere vivir una vida santa, esta exhortación es de suma importancia. la advertencia es contra la adaptación al mundo, y a la manera de vivir antes de conocer el evangelio. “no os amoldéis”, “no os conforméis a este siglo”..., se refiere a una tendencia común de la sociedad, que afecta la manera de hablar, de vestir, modo y manera de vida, igual que nos rodean, (cf Romanos 12:2). La advertencia es importante, la disposición de participar de las maneras, de la vida moral y de los modos de conducta de los que nos rodean es muy común y peligrosa; debe de ser resistida.

15 “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. Dios “llamó” por medio del evangelio, “Os llamó mediante nuestro evangelio” (2 Ts 2:14) se concluye que todo el que pone atención al llamado llega a ser por medio de la obediencia, “la elección de Dios”. El llamamiento de Dios es a una vida de santidad. “Porque ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación” (1 Ts 4:3, 7). Esta santidad a la cual todos somos llamados, es esencialmente una separación de una vida de pecado habitual y toda contaminación mundanal.

“santidad” (jagios,). Las palabras santificar, santificación, santo y santidad todas son derivadas de la misma raíz y por lo tanto llevan los mismos significados relacionados. Aquí Dios, como un modelo perfecto de santidad, es puesto ante los creyentes para obediente imitación en “toda manera de vivir.” La palabra Yo en la cita “Yo soy santo”, es enfática en el texto griego, significando, “Yo, mismo, aparte de todos los demás, soy santo”. esta expresión acompañada con la formula escrito está, la usó el Señor Jesús al enfrentar la tentación del enemigo (Lucas 4:7). El Antiguo Testamento tenía una completa declaración sobre este hermoso tema en Levítico 11:44,45

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