Padeciendo como cristianos, 1 P 4:12-19

El apóstol Pedro sigue disertando a la iglesia sobre el sufrimiento, pero ahora con el sentido de verlo como un alto honor al pasarlo en vida propia, por ello cita lo siguiente: “…si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”. De esta manera, no debe existir vergüenza en sufrir como cristianos, ya que hombres y mujeres de Dios han pasado por momentos difíciles que en lugar de debilitarlos en su fe, la ha aumentado, y hasta han llegado al punto de sentirse dignos por haber padecido por la causa de Cristo; tal es el caso de Pedro y Juan cuando fueron llevados ante aquellos líderes judíos, según se narra en el libro de los Hechos: “Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:40-42).

Después de esto el apóstol les recalca “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? Según el comentario de la Biblia del Diario Vivir, esta referencia no es respecto al juicio final sino a la disciplina purificadora de Dios (Heb 12:7). A menudo Dios permite que las consecuencias del pecado sigan su curso, aun con los creyentes. Él lo hace por varias razones: (1) para mostrarnos nuestra potencialidad para pecar, (2) para animarnos a alejarnos del pecado y depender cada vez más de Él, (3) para prepararnos a fin de enfrentarnos a otra tentación, aún más dura, en el futuro, y (4) para ayudarnos a permanecer fieles y seguir dependiendo de Él. Si los creyentes necesitan disciplina terrenal (juicio) de Dios, ¿cuánto más recibirán los no creyentes? Si los creyentes con dificultad se salvan (gracias a la misericordia de Dios), ¿qué oportunidad tienen los que rechazan a Cristo?¹²

Por último, el apóstol Pedro termina diciendo “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien”. Esto significa que si Dios ha permanecido fiel desde el principio de la creación al ir cumpliendo a detalle sus promesas con la naturaleza y con aquellos que vieron sus hazañas poderosas; podemos estar seguros que cumplirá sus promesas en nosotros, de tal forma que las pruebas que puedan presentarse serán parte de nuestro crecimiento como seguidores de Cristo.

¹²Barton, B. (1997). Comentario de la Biblia del Diario Vivir. (J. R. Mayo, Ed.) USA: Caribe.