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El llamado que hace el apóstol Pedro sobre el saludo con un beso de amor era una costumbre en la iglesia del primer siglo. No se debe olvidar que inclusive la costumbre era que el discípulo le diera un beso en la mejilla al maestro (como en el caso de Judas). Pedro recomienda que esa costumbre no se pierda, sino que se siga fomentando entre la iglesia.
Por otro lado, el deseo de paz hacia la iglesia se convierte en un anhelo ferviente del corazón. Una hermosa bendición: Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Todo ello confirmándolo con un ¡Amén!
La comunión dentro de la iglesia es una parte fundamental entre los cristianos verdaderos. Las buenas relaciones entre creyentes son importantes para el sano crecimiento y fortalecimiento de todos los miembros del cuerpo de Cristo. .
