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Buenos administradores de la gracia de Dios, 1 Pedro 4:1-11

4:7-11 “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”


“Mas el fin de todas las cosas se acerca”. Aquí se encuentra la palabra fin del vocablo griego télos (τέλος) que se define como la conclusión de un acto o estado terminado.9 Con esto, el apóstol Pedro enseña a la iglesia que viene el fin de una era, donde Cristo viene pronto para llevarse a la iglesia de este mundo; por ello, se debe estar a la expectativa, viviendo en santidad y listo para encontrarse con él. Este fin próximo será una realidad en el mundo y esto debiera excitar a los cristianos a tener siempre presente que hay que “sed, pues, sobrios, y velad en oración”. El apóstol Pedro trae a la memoria para la iglesia las palabras que recibió del Señor Jesucristo (leerlas en Marcos 13: 33-37).

Esto hace notar que el apóstol Pedro se está refiriendo a la “parusía” del Señor como el advenimiento glorioso de Jesús al final de los tiempos. Para poder disfrutar de aquel momento maravilloso es necesario tener sobriedad, es decir, una mente sabia que discierna los tiempos bíblicos y que mantenga una vigilancia constante a fin de hallarse íntegros ante el Señor, usando el indispensable recurso de la oración. El apóstol Pablo recalcó a la iglesia en Tesalónica: “Orad sin cesar” (1 Ts 5:17).

El apóstol después de hablarles sobre la preparación espiritual que debe mantenerse para el recibimiento glorioso de nuestro Señor Jesucristo. Ahora les exhorta “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”. Esto hace referencia a aquel proverbio del Antiguo Testamento que dice “El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas” (Pr 10:12). Recordar al Señor Jesús: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mt 6:14,15). Esto sin duda es la práctica del amor, que permite amar a aquellos que aun cuando nos han causado daño, los perdonamos.

Después de haber tratado el asunto de la sobriedad, la oración y el amor, el apóstol Pedro ahora continúa con la conducta que deben tener los creyentes ante los miembros del cuerpo de Cristo.

• En primer lugar, el apóstol les dice: “Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones”, la práctica de la hospitalidad era muy común en los tiempos de la iglesia primitiva, ya que al no contar con edificios que funcionaran como templos, la iglesia albergaba a aquellos ministros itinerantes en sus mismas casas, dándoles atención y ayudándoles a continuar su camino (Mt 25:35; Rom 12:13; 16:3-5; 1 Ti 3:2; Heb 13:2; 3 Jn 5-8).

• En segundo lugar, les insta a que “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Aquí el apóstol Pedro aplica el uso de ser buenos administradores del vocablo griego oikonómo (οἰκονόμος) que el diccionario bíblico Strong lo aplica al distribuidor de la casa, supervisor, empleado o mayordomo con la capacidad de cuidar los bienes del hogar.10

• Por último, el apóstol sigue en la misma línea del servicio a los demás, como parte de una responsabilidad con Dios, y no de una exclusividad como creyente para vanagloriarse, sino que dice “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo.” Esto significa que cuando lleguemos a usar nuestros dones, lo hagamos como Él nos lo indica, para ayudar a los demás creyentes a confiar más en Jesucristo al verlo reflejado en nuestra vida. De la misma manera, al ver los dones manifestarse en medio de la iglesia debemos recordar que no es para nuestra gloria sino al dador, el Señor Jesucristo, “a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

9Strong, J. (2002). Diccionario Strong de palabras originales del AT y NT. Miami, Florida, USA: Caribe Inc.
10Strong, J. (2002). Diccionario Strong de palabras originales del AT y NT. Miami, Florida, USA: Caribe Inc.


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