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“He aquí, pongo en Sion”. La cita procede de Isaías 28:16. En sentido figurado, Sion o Jerusalén forma parte del nuevo pacto, mientras que el Monte Sinaí está en el dominio del nuevo pacto. En 2:6-8, Pedro usa 3 pasajes del AT donde se emplea la metáfora “piedra” para mostrar que la posición de Cristo como piedra principal del ángulo en la nueva casa espiritual, fue ordenada por Dios antes de la creación. Esa misma piedra también será la piedra de tropiezo que hará caer a los incrédulos para que sean juzgados. (Mt 21:42,44). (B. Macarthur Pg.1795).
Allí, en ese lugar santo, que en la carta a los hebreos (Heb 12:22) forma ya una unidad espiritual con la Jerusalén celestial, está colocada en forma inamovible, como piedra fundamental, esa verdad que encarna Jesucristo en su persona.
Pedro cita las referencias del AT sobre la Piedra viva y muestra cómo se ha cumplido en Cristo, la primera, por parte de los creyentes; y las dos últimas por los incrédulos. Si la gente llega por la fe a la Piedra viva o la rechaza, los propósitos de Dios siguen siendo supremos. “porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”. Las personas que se niegan a creer en Cristo cometen el mayor error de su vida.
No fueron destinados por Dios para ser desobedientes o incrédulos. Más bien fueron destinados a la condenación por su desobediencia e incredulidad.
