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La instrucción del Apóstol es la siguiente: Como consecuencia del hecho que habían sido transformados a una nueva vida por medio de la palabra de Dios (1:23), hagan a un lado sus malas conductas anteriores, y particularmente lo que sea inconsistente con un ferviente amor hacia sus hermanos (1:22).
Los escritores del Nuevo Testamento dieron mucho énfasis a este tema, y mucho espacio a su desarrollo, (véase Efesios 4:22-31, muy semejante a lo dicho por Pedro). Cuando el creyente toma conciencia de esto y sigue los estándares de la escritura y las leyes de Dios, su vida se modifica paulatinamente, diríase como si se cambiara de ropa.
El verbo Desechando (apothemenoi), es un participio con fuerza imperativa definitivo y decisivo con resultados permanentes y que significa separación, por lo tanto, los destinatarios de Pedro habrían de separarse de una vez por todas de todos los actos pecaminosos, y vivir una vida libre de contaminación. (Ro 13:12, Col 3:8,10; Stg 1:21). Existía una interesante tradición en la época de la iglesia primitiva, y era que los nuevos convertidos acostumbraban a desechar para siempre su ropa vieja después de su bautismo en Cristo, vistiéndose con una nueva ropa como símbolo de una nueva vida en la cual habían entrado (Ro 13:14, Ga 3:27).
Cinco términos son usados por el apóstol para describir las cosas que tienen que ser desechadas:
• "Malicia" (kakian) es maldad de cualquier clase, pero aquí, particularmente, una mala disposición y un espíritu maligno; el deseo de herir a otro.
• "Engaño" (dolon) es traducido de un término que significa atrapar con carnada; y en el cual se usa la astucia, la misma que usó la serpiente para engañar a Eva, (Gn 3:1-6).
• Hipocresías, acciones y actitudes ilusorias y engañosas.
• Envidias, sentimientos de infelicidad, insatisfacción, estos se producen cuando otro tiene lo que se desea para sí mismo.
• Detracciones, (katalaliás) declaraciones calumniadoras, y difamatorias sobre otras personas. Los pecados enumerados aquí, están íntimamente ligados. La disposición maliciosa lleva al engaño, al fraude, desfalco, envidia y difamación, y el arte de esconderlos lleva a la hipocresía. todas estas actitudes son contrarias al Espíritu y la enseñanza de Cristo.
no son vicios aparentemente alarmantes o condenatorios como homicidio, hurto o desenfreno. Muchas personas sin Cristo se justifican, declarando: — yo nunca he robado, matado, no le he hecho mal a nadie, soy buena persona. Pero aquí se refiere a las insinceridades, desafecciones ocultas, falta de afecto, antipatía, desestimación, odio, rabia, falta de buena voluntad hacia el prójimo, (actitudes, en que tristemente los creyentes también pueden caer). En el sermón del monte Jesús enseñó sobre los requisitos de los hijos del reino, la parábola del buen samaritano es pertinente todo el tiempo, el apóstol Pablo en todas sus epístolas menciona algo de estas imperfecciones del carácter.
“desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación”, Pedro inteligentemente hace uso de una imagen que habla todavía más claramente de la nueva condición que han adquirido los cristianos. Deben ser como niños que piden desesperadamente la leche maternal, Desead, bebed pues, anhelar fuertemente el alimento puro, no apócrifo, no falso, que es único y que lleva como función fortificar y robustecer, dar sano crecimiento. Las enseñanzas de los apóstoles basadas en el evangelio de Cristo, recalcando su muerte y resurrección, constituyen doctrinas fundamentales que nutren al creyente.
No adulterada significa sin engaño. En tiempos antiguos la leche con frecuencia era adulterada con aljez, una sustancia arcillosa o terrosa, arenosa, con el fin de aumentar el volumen, haciéndola así impura y contaminada. Tal falsificación llegó a ser una figura de la mezcla de la falsa doctrina con la palabra pura de Dios. Ireneo, un escritor cristiano primitivo, dijo de los herejes de su tiempo, "Mezclan el aljez con la leche, manchan la doctrina celestial con el veneno de sus errores".
Para que por ella crezcáis para salvación. Es por medio de la alimentación correcta de comida espiritual que el crecimiento y el desarrollo se realizarán.
Si es que habéis gustado la benignidad del Señor. Esta es una cita exacta del Salmo 34:8. El pasaje, en el Antiguo Testamento lee: Gustad, y ved cuán bueno es Jehová. La metáfora de gustar que el Señor es benigno continúa la figura sugerida por la leche mencionada en el versículo 2. Así como un niño de pecho le viene el apetito de la leche materna cuando le gusta por primera vez, así también en los cristianos deberían crecer cada vez más el ansia de santificarse, después de haber gustado lo que significa ser cristiano. Los lectores de la carta después de haber atravesado la maraña de errores judíos y paganos habían experimentado lo que es en realidad la vida en Jesucristo
