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Aquí se presenta la tercera de las 3 exhortaciones de Pedro: a) como peregrinos (11,12) b) como ciudadanos (13-17) c) como siervos (18-20). Qué sigan el ejemplo de Cristo que vivió una vida perfecta en medio de un mundo hostil (21-25). Pablo mismo se definía como esclavo: doulos y como el más bajo en la escala de esclavos: huperetes. Cuando se habla de siervos, se está hablando mayormente de esclavos. Esta cruel práctica que hoy horroriza apenas fue levantada hace 150 años (1865, oficialmente en los Estados Unidos). Tanto en el AT como en el NT se dan prescripciones sobre la esclavitud, a las que se enfrentaron tanto judíos como cristianos gentiles (Éx 21: 26.27; Lv 25:39-43; Dt 23:15,16; 1 Co 7:21-23; Ef 6:5; Col 3:22 y Filipenses)
En Efesios 6:5-8 Pablo hace también una recomendación sobre este delicado asunto (ver nuestro comentario). Es decir, que se sujeten a los amos, así como se sujetan y obedecen a Cristo. Que sirvan aun cuando su amo no los esté observando, como lo hacen sólo los que pretenden agradar a los hombres, sino que de todo corazón hagan la voluntad del Señor. La versión RVC (RVContemporánea) menciona el 6:6: “ no actúen así solo cuando los estén mirando, como los que quieren agradar a la gente”. Hablar de siervos o esclavos, hoy en día y pedir que se sujeten a los amos, no tiene cabida, gracias a todo lo que se ha logrado en los pasados 150 años. Pero recuérdese que la esclavitud duró miles de años y los cristianos en situaciones difíciles aprendieron a obedecer al Señor más que a los hombres. Como cristianos aprendieron de sus derechos ante Dios y habían llegado a reconocer que en Cristo Jesús todas las distinciones humanas habían sido abolidas (Gá. 3:28, 29). Había el peligro de que estas consideraciones los llevaran a descartar sus obligaciones y repudiar la relación que existía entre ellos y sus amos terrenales, por eso la recomendación del Apóstol. La institución de la esclavitud estaba tan arraigada en el sistema social y económico del tiempo, que atacarlo abiertamente hubiera sido desastroso para la causa del cristianismo.