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El mensaje de Pablo era de libertad, la mujer dejaba de ser un objeto de uso para el hombre, se le daba el lugar de persona que podía recibir a Cristo, ser salva y transformada. En el evangelio adquiría la igualdad que poseía el hombre libre, por lo que no debe existir supremacía por parte del hombre, ni tampoco debe sentirse superior la mujer al hombre.
En la cultura latina existe el machismo sexista, que considera que la mujer no debe opinar y debe permanecer callada; sin embargo, Cristo ya rompió esas cadenas de esclavitud dando los mismos derechos y deberes a ambos sexos. Están en igualdad para pensar y actuar, ninguno por encima del otro. Era para el apóstol importante que no se cayera en el libertinaje, irse de un extremo al otro. Sino saber aprovechar la libertad que Cristo da.
En la cultura judía la mujer no podía pasar en el templo de Jerusalén hasta el lugar santo; había una división, que marcaba hasta donde podía llegar, pero Cristo ha roto el velo del templo y ahora todos pueden ir ante la presencia de Dios por medio de Cristo. La igualdad es para predicar, para orar, testificar, para trabajar, para servir en igualdad los unos y los otros. Es tan indispensable el hombre, como lo es la mujer y ambos son vasos de honra en las manos de Dios.
