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Había entre los corintios, muchos que tenían dones extraordinarios. Pablo les dice que cuando la iglesia se reúne, cada uno puede pasar al frente y ocupar un tiempo y la atención de la congregación. Por lo tanto, les da algunos consejos sobre cómo proceder en dichas reuniones para que haya edificación:
1. Dar un mensaje en lenguas, puede hacerlo uno o dos, pero no más de tres personas, y esto por turno (v. 27).
2. Si se da un mensaje en lenguas debe haber interpretación Quien lo da, debe esperar en silencio, hasta que alguien lo interprete. (v. 28).
3. Otros profetas pueden juzgar la profecía del que profetiza (v. 29).
4. Un profeta debe dar lugar a otro cuando es necesario (v. 30).
5. Mediante la profecía todos aprenden y son exhortados (v. 31).
6. Los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas (v.32).
7. Todo debe hacerse para la edificación del Cuerpo de Cristo, ya que Dios es un Dios de paz (v. 26,33).
Pablo enseñó una verdad muy importante en el versículo 32: “los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;”. Ningún profeta puede decir: - No puedo controlar el espíritu, por lo tanto, debo profetizar. Un espíritu sin control provocaría confusión en la iglesia y Dios no es Dios de desorden sino de paz.
La iglesia primitiva tenía flexibilidad en el orden del culto, la cual parece que falta hoy en día. Todo era suficientemente informal como para dejar que un creyente reconocido que quisiera dar una palabra, podía hacerlo. Es posible que el culto no se daba como ahora, es decir con un solo predicador. Tal vez esto puede ayudar a no ser esclavos del orden y la liturgia. Lo importante en la iglesia primitiva es que todos llegaban con el deseo de contribuir en algo en la reunión. No iban solo a recibir sino también a dar. Ahora la actitud de algunos miembros de la iglesia es ver que puede hacer la iglesia por ellos y no ellos por la iglesia.