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El regalo que Dios ha puesto en las manos de sus hijos, han sido dados conforme a la medida de la fe. Esto no quiere decir que se deban sentir más que los que tienen un don diferente o que realizan diferentes actividades, es tan importante el que profetiza, como el que da con generosidad, ninguno puede tener un concepto de altivez sino debe pensar con prudencia, sensatez, reflexión y responsabilidad.
En las empresas y sociedades se manejan organigramas y una gran organización; funcionan una gama de empleados desde un gerente general hasta el empleado de la limpieza; cada persona tiene actividades específicas que realiza cada día y de esa forma la empresa puede producir todo el producto para mantenerse a flote. Lo mismo sucede en la iglesia, Dios ha dado un don o ministerio diferente a cada creyente, algunos son los encargados de hablarles a los perdidos, otros dan el mantenimiento al edificio en donde se congregan los feligreses, otros hacen los programas para los servicios y organizan las actividades de la iglesia; algunos más coordinan el trabajo de la visitación a hogares, hospitales o reclusorios, pero todos son parte de la iglesia de Cristo, parte del engranaje útil a fin de que el evangelio siga adelante y la membresía crezca en cantidad y en espiritualidad.
Ninguno tiene un cargo más importante que otro, el Señor Jesucristo fue claro en este aspecto, el que quiera ser el mayor de vosotros será vuestro siervo. (Mt 23:11) En el reino de los cielos no se usa la lógica humana, en la obra de Dios, el único mayor que el templo es Jesús.
Cada uno es importante. Para que el edificio cause una buena impresión, o para que no se distraigan los asistentes, el encargado de la limpieza debe hacer un buen trabajo; de la misma forma el que predica debe de prepararse en lectura de la Biblia, en oración y ayuno, para que sea el Espíritu Santo el que use a la persona y sea de bendición a los oyentes, pues pudiera ser un elocuente orador, pero el que salva y transforma las vidas es Cristo.
Así como el cuerpo humano tiene muchos miembros y si le falta la oreja está incompleto, o si no tiene un pie, no puede correr como un cuerpo completo, aun el vello que se ve insignificante cumple una función muy importante. De la misma forma cada creyente en el cuerpo de Cristo tiene un gran trabajo que desempeñar, nadie sobra, todos son útiles. (1 Co 12:14-26)
Pablo presenta una ilustración de la utilidad de cada uno de los miembros del cuerpo, para mostrar que nadie puede sentirse superior a otro, pues aunque son diferentes, son de utilidad unos a otros. Antes de Pablo no se había utilizado esta ilustración para ejemplificar las funciones de la iglesia como el cuerpo de Cristo. La perspectiva divina ve a cada creyente igual en su diferente función; no hay preferidos, ni consentidos por cada uno se pagó el mismo precio, todos son valiosos y especiales.