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Lo maravilloso del cristianismo es que, es para todos, judíos y no judíos, esclavos y libres, hombres y mujeres (Gálatas 3:28), es así que este nuevo párrafo comienza que como Dios llamó a cada uno, si eres soltero, viudo, casado, divorciado en esas circunstancias Cristo te llamó y allí donde estemos y como estemos, debemos brillar. Pablo ahonda y menciona que una iglesia como la de Corinto tenía una mezcla étnica maravillosa; había judíos (circuncisos) y gentiles (incircuncisos) y eso era de celebrar. Nada de todo ello, la iglesia era rica en heterogeneidad, todos podían caber y con amor podían sobrellevar sus propias y difíciles circunstancias, pero deberían también, si era posible, mejorarlas.
Muchos llegaron al Señor solteros, ahora se podían casar; otros venían casados, deberían procurar sostener su matrimonio, otros venían a Cristo divorciados y recasados con un segundo consorte; deberían buscar quedarse como estaban, pues así llegaron al Señor, pero si existía posibilidad de que alguien mejorara no debería impedírselos nadie, el esclavo podía buscar su libertad, si no lo lograba entonces en Cristo era libre. Allí, en la paciente espera de la voluntad de Dios, se debería quedar cada uno en una paz que pocos podían entender.
Los creyentes actuales deben ser muy sabios al dar consejo a las personas que llegan con algún problema. Siempre consultar la opinión del pastor y éste, si es necesario consultar a los Oficiales superiores. Por ejemplo, se han experimentado situaciones muy tristes, cuando a quienes llegaron recasados, se les ha sugerido o exigido que dejen a su pareja actual y vayan a buscar cada uno a la anterior. En ocasiones se ha destruido el matrimonio actual y los otros dos que ya se habían formado. Se debe oír el consejo del Apóstol en el verso 24.