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El amor no caduca porque es un ejercicio espiritual permanente. Se va creciendo en el amor genuino que produce la comunión íntima con Dios y la llenura del Espíritu Santo. “Las profecías se acabarán” todo lo que hoy se desconoce y se anhela conocer, la profecía la descubre; mas cuando se llegue a la completa redención no se necesitará de estos dones, las profecías conducen a entender hoy en día los planes de Dios para caminar más seguros (1 Co 14:39,40).
Y cesarán las lenguas, aquellos en los que algunos son “dotados” para la predicación por el Espíritu, o los idiomas (glosáis) (1 Co 14:2,10); que el Espíritu Santo da para la propia edificación. Porque se llegará al clímax de nuestro andar cristiano. y la ciencia acabará, también el saber acabará (Col 1: 9,10).
Debe notarse que la ciencia, las lenguas y la profecía, se colocan en el mismo nivel, es decir son temporales. Cuando la ciencia se acabe, se acabarán las lenguas y la profecía. Este es un pasaje que demuestra que la obra del Espíritu Santo llenando a la iglesia con karismas o dones, es permanente, es para nuestro tiempo. Y que la iglesia pentecostal surgida a principios del Siglo XX debe mantener vivos esos distintivos. Que la enseñanza “cesacionista” (la que dice que los dones cesaron en el primer siglo) debe corregir su postura. Los dones cesarán cuando la ciencia acabe.
Como W. Barclay lo menciona: “en los versículos 8 al 13 Pablo señala tres puntos finales acerca del amor cristiano: su permanencia absoluta, su integridad absoluta y su supremacía absoluta”.7
Adam Clarke por su parte recalca “la suprema importancia del amor”: Este amor nunca falla, porque aguanta, cree, espera y soporta todas las cosas; y mientras así procede, no puede fallar. Es el medio de preservar todas las otras gracias… en realidad las incluye a todas.8
7 William Barclay. I Y II CORINTIOS Vol.9, págs. 136/37
8 Adam Clarke. COMENTARIO DE LA SANTA BIBLIA Tomo III, Kansas City, Misouri, E.U.A. pág. 417.