Ninguna profecía surgió por las ideas o el razonamiento del escritor, sino que todas tuvieron su origen en el Espíritu Santo. Por eso, los teólogos afirman que la inspiración fue el proceso sobrenatural por medio del cual el Espíritu Santo sopló dentro del escritor sagrado y lo impulsó para que escribiera sin mezcla de error.

El Apóstol afirma el origen divino y la autoridad de la profecía en las Escrituras. Por lo tanto, todos los creyentes deben mantener un firme e intransigente concepto en las Sagradas Escrituras como inspiradas y autorizadas por Dios. Hay varias razones para esto: (Biblia de Estudio Pentecostal Pg. 1821)

1. Sin un firme concepto de las Sagradas Escrituras, la iglesia no tiene un fundamento verdadero y seguro para su fe, ninguna certeza de salvación, ningún absoluto moral, ningún mensaje que predicar con certeza, ninguna expectativa segura para el bautismo en el Espíritu Santo y la realización de milagros, y ninguna esperanza para el inminente retorno de Cristo.
2. Sin un firme concepto de las Sagradas Escrituras, los creyentes no tienen una verdad absoluta y objetiva basada en la autoridad de Dios, por la cual juzgar y rechazar los valores cambiantes del mundo, las filosofías humanas y las prácticas culturales impías (Salmo 119:160).
3. Sin un firme concepto de las Sagradas Escrituras, se debilitan la plena autoridad y enseñanza de la Biblia, y por consiguiente la Biblia será reemplazada por experiencias religiosas subjetivas o por razonamientos críticos e independientes (2 P 2:1-3).