2Pedro 2:4 “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio”,

El Apóstol continúa con sus fuertes advertencias contra aquellos que harían daño al cuerpo de Cristo. Lo confirma ahora con lo ocurrido en la historia bíblica. Por el resto del capítulo hace una lista extraordinaria de eventos un tanto oscuros, que por inspiración divina cita o explica.

1. Los ángeles que pecaron y fueron arrojados al infierno (v.4).
2. El diluvio sobre el mundo impío, salvándose solo Noe y su familia (v.5).
3. La reducción a cenizas de Sodoma y Gomorra, las ciudades impías (v.6).
4. Llamar “justo a Lot” el sobrino ambicioso de Abraham (vv. 7,8).
5. Los impíos que no temen decir mal de las potestades superiores, frente a los ángeles que no lo hacen (vv. 10,11).
6. Confirmando el hecho del asna que le habló a Balaam (vv.16,17).

Es interesante resaltar que los versículos 4 al 9 forman una sola frase o perícopa, con todos los juicios o eventos que mencionamos antes. En todos se recalca la veracidad del Antiguo Testamento y lo fuerte de los juicios de Dios. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, es el primer ejemplo que Pedro explica de los ángeles caídos, que fueron lanzados del cielo juntamente con Satanás, por su rebelión (Isaías 14, Ez 28:15); arrojados por Dios, hasta al infierno,(un lugar que también llamaban Tártaro) arrojándolos a prisiones de oscuridad, que es un lugar en el abismo más profundo del mismo Hades o Seol, para ser reservados al juicio, y ser lanzados finalmente al lago de fuego, como se menciona en Apocalipsis 20:10-15.