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En los días finales del apóstol Pedro surgieron una serie de enseñanzas falsas acerca del futuro y de la venida del Señor Jesús, las cuales combate en sus dos epístolas. Los críticos torcían lo enseñado por el apóstol Pablo en sus muchas epístolas (2 Ts 2:1-5; 3:6-12). “las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.”
Dicen los expertos, que, al mencionar las otras Escrituras (las del Antiguo Testamento), ésta es una de las declaraciones más claras que se hacen en la Biblia para afirmar que los escritos de Pablo, son escrituras inspiradas. Pedro reconoce el apostolado del amado hermano Pablo y concede que algunas de sus explicaciones eran difíciles de entender o interpretar, (mas no imposibles), reconociendo de paso la sabiduría que le ha sido dada.
Todos los escritores del NT eran conscientes que hablaban y escribían la Palabra de Dios (1 Ts 2:13) con la misma seguridad que los profetas del AT. Pedro percibió claramente que los escritores del NT habían sido los instrumentos de Dios para completar la revelación en la Biblia (1 P 1:10-12).
Por otro lado, el apóstol Pedro también reconoce que, así como él ha enfrentado a los falsos profetas y maestros, lobos rapaces y malvados herejes; su amado consiervo el apóstol Pablo ha estado también combatiéndolos. Pedro respalda el conocimiento, la sabiduría y el discernimiento dado por parte de Dios al apóstol Pablo y sabe bien que habrá algunos hombres que harán confundir dichas palabras escritas en sus epístolas, , lo cual será para su propia perdición.
Los escritos paulinos y petrinos son minas llenas de sabiduría cristiana, de exhortaciones estimulantes, de conocimientos teológicos y de la historia de la salvación. Y aunque en ocasiones pueden ser mal interpretados por personas que buscan hacer caer a los creyentes, siempre contaremos con la iluminación que brinda el Espíritu Santo para comprender la sabiduría celestial dada por el Padre.