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Una quinta característica es que los falsos maestros son materialistas. El Apóstol usa el lamentable ejemplo del profeta Balaam y de cómo se corrompió guiado por la codicia económica. Su historia se cuenta en el libro de Números Caps. 22 al 24. Es el clásico ejemplo de quien traiciona sus principios y vende la verdad al mejor postor, es decir negocia la verdad con cualquiera que le pague lo que desea. En este caso. Balaam estuvo dispuesto a maldecir al pueblo de Dios a cambio de lo que le ofrecía el rey pagano Balac.
Dios tuvo que usar una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, para que refrenara la locura del profeta”. La epístola universal de Judas versículo 11, ratifica lo contado en el libro de Números y mencionada por Pedro, recalcando que los impíos “se lanzaron (lanzan) por lucro en el error de Balaam”. Es decir tanto Pedro como Judas creen en los milagros relatados en el Antiguo Testamento.
En el presente tiempo, con cuanta frecuencia se observan ministerios muy semejantes a los de Balaam. Los protagonistas saben que exageran sus relatos y multiplican los números para crear una imagen que les produzca ingresos altos, sin ningún temor del Señor y sin darse cuenta del daño que provocan en miles, haciéndoles descreídos de la verdadera fe, los verdaderos milagros y aun llevándolos como Balaam a prostituirse física y espiritualmente (Num 25:1-3) trayendo mortandad sobre veinticuatro mil que se habían inclinado a los dioses de Moab (25:9).
