En este punto que se conoce como “la escalera de Pedro” comienza colocando peldaños que debe subir todo cristiano. Comienza con la palabra σπουδὴν = spoudèn, que significa con diligencia o rapidez. Haciendo referencia a que ya no hay más tiempo, sino que tiene que ser en el momento después de que se dijo.

Parte importante de sus cualidades, es que eran personas de fe. El que los describa como hombres de fe al principio, debió darles ánimo para que añadieran a su fe siete cualidades:

• Virtud (ἀρετήν=areten) “disposición habitual para hacer el bien”.
• Conocimiento (γνῶσιν, gnosin) tanto bíblico como general.
• Dominio propio (ἐγκράτειαν= egkrateian), para nunca responder mal.
• Paciencia (ὑπομονήν=upomonén) aguante, resistencia.
• Piedad (εὐσέβειαν=eisebelan) compasión, clemencia, misericordia.
• Afecto fraternal (φιλαδελφίαν=filadelfia) amor entre los creyentes.
• Amor (ἀγάπην=ágape) amor incondicional, que sólo Dios otorga.

Esta escalera petrina, no es fácil. Todos nos podemos identificar con alguna de las cualidades, pero posiblemente no con todas. Pedro las menciona como un desafío permanente. Por eso pone como la base, la fe.

La escalera comienza con fe y termina con amor ágape. Algo característico de la nueva vida en Cristo, es el amor entre los hermanos de la iglesia. Jesús en su tiempo lo dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuvieren amor los unos con los otros” (Juan 13:35). Debe recalcarse que las características piadosas no se desarrollarán automáticamente, sin el esfuerzo diligente del creyente para cultivarlas y conservarlas todo el tiempo de su peregrinación. Debemos ir para arriba siempre y no para abajo o ni siquiera estancarnos.