El apóstol Pedro continúa disertando sobre lo que pasa con aquellos que se dicen cristianos y realmente no lo son. Hace referencia a aquellos que sabiendo que ya habían sido limpiados, tomaron esa limpieza, la estrujaron como si fuera un lienzo blanco que se puede manejar y lo volvieron a ensuciar. Al momento de caer en esta circunstancia, se les nubla la vista, “el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego”, se le cierran los ojos a la vida espiritual y se deslizan hacia una vida carnal.

Un antídoto a lo anterior es mantenerse dando testimonio de la salvación que como cristianos se ha experimentado. La gran problemática es que a veces muchos descuidadamente, se van pareciendo “al mundo”, y cuando dejan que el mundo los contamine, lo que están haciendo es permitir que se ensucie ese lienzo blanco, hasta que llega el punto en que lo han perdido todo y sin darse cuenta de que ya no tienen nada.

El apóstol pide a los creyentes que se apresuren a mostrar y demostrar la obra que Dios ha hecho en cada uno con palabras y acciones. De este modo el liderazgo del primer siglo sería diferente y dejaría una huella impactante para las futuras generaciones.

“tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”.

Refiriéndose el Apóstol a las 7 cualidades de la escalera, que ya se explicaron en los versículos 5 al 7. Es decir, cimentar como fuerte base la fe, y luego añadir virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y un manifiesto amor, como la cúspide de la escalera. "haciendo estas cosas, no caeréis jamás”. ¡Qué maravilloso seguro de vida!